Alfredo Cornejo dio marcha atrás con una decisión tomada y anunciada, y eso es noticia. Ante todo, porque es la primera vez que lo hace por la repercusión negativa en la sociedad. Es cierto que todas sus reformas y leyes hasta ahora (desde el ítem Aula al Código de Faltas) contaron con el respaldo de la mayoría, pero esta vez bien podría haberse empecinado y no lo hizo.
Siempre atento a la opinión pública, el Gobernador suele ser un gran intérprete de las encuestas. Esta vez, no le hizo falta una: la reacción en las redes sociales bastó para que retrasara del 18 de febrero al 6 de marzo el inicio de clases.
Al rechazo de un amplio sector social, desde padres a estudiantes, potenciado por la cercanía del año electoral, se sumó como razón de la marcha atrás la falta de argumentos sólidos que justificaran el inicio de clases en pleno verano y refutaran las críticas.
La decisión de ajustarse al calendario acordado en octubre por el Consejo Federal de Educación la terminó de madurar durante el fin de semana. Aunque el viernes, cuando admitió la posibilidad, ya estaba avanzada.
La idea de empezar dos semanas antes se la había propuesto el director general de Escuelas, Jaime Correas, con el argumento de que no tendría mayores costos para el Estado y sería un buen golpe de efecto político. Después de la contramarcha, claramente el funcionario no queda bien parado. Ya alguna vez lo habían mandado a callarse, ante la reacción negativa que causaban sus apariciones mediáticas.
La continuidad de Correas igual parece asegurada. Hasta ahora, Cornejo no echó a ninguno de sus ministros. Si hizo cambios fue porque alguno partió a un nuevo cargo (Vaquié, Garay, Najul) o por razones de fuerza mayor (Giacchi). Pero, además, falta sólo un año de gestión.
Los atenuantes no evitan que el director de Escuelas cause cada vez más enojo interno. "Buena parte del rechazo tuvo que ver con que todo lo que anuncie el Jaime cae mal", aseguró un funcionario de peso en la estructura cornejista. En el gabinete le apuntan ahora como el responsable de que por buscar aplausos en el país, Cornejo terminara chiflado en Mendoza.