Por allá, entre fines de los ochenta y principios de los noventa, ya sabíamos que había algo especial en ese flaquito afable de ojos verdes que brillaba en los actos escolares del colegio I.S.E.P. de Godoy Cruz.
Ya de adolescente tenía una discoteca de esas que nadie más tenía. Ese pasillo de su casa tenía el cofre del tesoro para todo MTVideano que se precie: Pearl Jam, Beck, Beastie Boys, Rage Against The Machine, Molotov… Andrés estaba buscando sonidos nuevos.
Por esos años formaría su primera banda, los Super Amigos, todavía resuena su hit que decía algo así como “Interplanetario y el Cacique Mental”.
Hacían un buen despliegue, corrían los alternativos 90's y todos olíamos a espíritu adolescente.
El pibe termina el colegio y se mete a estudiar cine, su otra gran pasión junto con la música. Termina la carrera ahí en la Escuela Regional Cuyo de Cine y Video, iniciábamos los 2000 y Andrés ya tenía ganas de dar un salto. Conscientes con su banda de haber tocado un techo en Mendoza, y atentos a los Karamelo Santo, una suerte de padrinos musicales para ellos, quienes por entonces comenzaban a abrirse paso en la escena de Buenos Aires, se replantean la idea de anirmase a probar suerte también ellos en la capital argentina. Ante la negativa de casi todos sus compañeros de lanzarse a la aventura, el flaco se decide a hacer carrera en el cine y la banda se disuelve.
Aunque el panorama poco alentador también en materia de producción audiovisual por entonces lo lleva a buscar nuevos horizontes y la oportunidad aparece por México para trabajar en un documental por tres meses. Decidido y esperanzado, el muchacho vende su amplificador y su pedalera, saca un pasaje de avión, hace trizas su zona de confort y deja su vida atrás para ir a perseguir su sueño.
En el D.F.
Léase con acento mexicano: “- No, y que crees, cabrón? El docu no se va a hacer nada. Hasta hace unos días se hacía pero ahora no, perdón. Pero igual vemos que sale.” México lo recibía con una patada, o más bien una toma de catch mexicano en la más inesperada bienvenida, como para anticiparle que las cosas allí no iban a ser fáciles.
Ni lerdo ni perezoso, comienza a tirar líneas y a introducirse en producciones de comerciales y video clips. Las noticias que llegan desde Argentina son desastrosas con el estallido del 2001. “Si me regreso ahora va a estar dificil volver a salir. Me quedó acá a pelearla.”, rememora destacando las ganas y el orgullo ese de inmigrante de querer salir adelante en la adversidad.
Es precisamente uno de sus Super Amigos, Ezequiel Gassull, quien se apiada de él y le dice a sus padres: “Che, el Andrés está triste, mandenle su guitarra que eso lo va a poner contento”. Otro quizás se hubiera tocado un blues ante el reencuentro con su instrumento, un tango o un folclorazo melancólico. Él no. En su búsqueda sonora comenzaban a salir unos riffs de espíritu festivo.
Firme en su vocación de realizador audiovisual, hace algunos trabajos inicialmente como extra en publicidades, y luego sí consigue meter mano con las cámaras mostrando lo que es capaz de hacer.
Por esa época es que conoce en los sets de Fashion TV a Uriel del Toro, rara avis mexicano de padre argentino, personaje que conjuga con candor mundos en teoría opuestos; es un reconocido modelo, conductor de TV, actor de cine y galán de telenovelas, y a su vez, baterista de bandas punk. Con esas canciones nuevas y del Toro nacía Timothy Brownie, un colectivo mestizo y mutante por el que pasaron diferentes músicos y experimentaron con algunas formaciones para derivar con los años en un trío con Andrés en guitarra, secuencias y algo de theremin por ahí, el también argentino Mariano Lanús en bajo y programaciones, Uriel en batería.
Rebautizado por sus amigos mexicanos como “el güero Cruz”, su visionario acierto ha sido el de latinizar la música electrónica, algo que apenas unos pocos como los pioneros P18 habían hecho antes con el cerebro del ex Mano Negra, el francés Tom Darnal. Algunos ya intuíamos hace 10 o 12 años en medio del boom de la electrónica, que la cosa no iba a durar mucho y que para su supervivencia había que descontracturar los beats con música recreada en vivo. Daft Punk, quienes lideraron desde mediados de los 90' la escena electrónica, recién con su laureado Random Access Memories del 2013 volcaron una instrumentalidad que ninguno de sus discos anteriores tiene.
Y mientras la moda en Argentina para muchos dj's es el mestizaje a partir de la música e identidad de la cumbia villera, Andrés pone el foco en las más ricas tradiciones latinas, pero abriendo a la vez sus oídos como radares a la música del mundo, rescatando también ritmos de raíces africanas como génesis de muchos de los ritmos latinoamericanos, con una concepción de “world music”.
Miami
Su gira por la ciudad costera estadounidense del 2012 marca un punto de inflexión en la banda a partir del contacto con el sello FANIA, la mítica discográfica que popularizara y abriera el juego en los Estados Unidos desde mediados de los 60's para la música de Hector Lavoé, Celia Cruz, Tito Puente, Rubén Blades y muchos más.
Alguien flasheó en uno de esos conciertos en Miami con el sonido de los Timothy Brownie y así llegaron a oídos de Michael Rucker, uno de los cabecillas de FANIA en la popular ciudad costera, responsable de la renovación del sello discográfico.
Luego de oírlos en vivo, Rucker invitó a la banda a sus oficinas para abrirles las puertas del sabroso y rico catálogo musical de FANIA. A partir de eso los Brownie sacan un nuevo track titulado “Buffalo Beat”, sampleando la grabación original de Johnny Colon con Tito Ramos de 1963 “Boogallo Blues”. Track que termina por convencer a FANIA para fichar al trío argento-mex.
Entre halagados, contentos y extrañanamente sorprendidos, los músicos de la banda preguntan que tenían que ver ellos con la salsa que históricamente a caracterizado a la discográfica. Rucker se los explicó con claridad: "Cuando nació FANIA la música latina que se escuchaba era chachachá y otras cosas, y fue FANIA la que introdujo la salsa. FANIA siempre fue "edgy"(slang que viene de edge, de estar al límite). Para nosotros lo nuevo ahora es lo que están haciendo ustedes con esto que está muy de moda ahora que son las fusiones de género. Creemos que son la música del futuro."
New York
Este 8 de Julio pasado, FANIA lanzó el primer disco de Timoty Brownie, celebrando los 50 años del sello, con el E.P. “Buffalo Beat”que trae el tema nuevo junto a cuatro de los hits de la banda más una versión extendida de uno de ellos.
El corte fue presentado con un nuevo video clip que exhibe la madurez como realizador audiovisual de Andrés, junto con el expertise también del manager de la banda, Tamir Lotan, el hermano de Uriel, reconocido videasta latinoamericano que ha realizado clips para diferentes artistas como Calle 13, Ricardo Arjona, o los argentinos de La mississippi Blues band y Zambayyony. En Timothy Brownie desde hace rato pareciera no haber factor librado al azar, su notable imagen está a la altura de su extraordinaria música con sus fotografías, videos, gráfica y arte de tapas creadas por Mariano.
Entre el 9 y el 13 de este mes la banda se ha estado presentando en radios y en conciertos de la megalópolis estadounidense, ahora con formación de cuarteto con la incorporación de Charly Segura, el otro hermano de Uriel y profesor de guitarra del güero Cruz, quien ahora toma más vuelo en los conciertos con su público como frontman de la banda.
D.F.
Andrés sonríe desde la pantalla de Skype con la sonrisa de siempre, pero con la alegría de estar logrando lo que tanto buscó, con ese rayito de Sol en brazos que es el hijo que le trajo la vida, su compañera dando vueltas por ahí, su acento mejicanizado que suena por demás simpático.
Sus nuevas raíces están allá en Mexico. Recuerda esas etapas duras de sus primeros años con absoluta normalidad y hasta revalorizando todo lo que significó para él abrirse paso solo en tierras desconocidas: “me encontré con mis problemas, y lo lindo es que entendí que sí era capaz de resolverlos, entonces eso es lo que me dió mucha energía para seguir en el camino y aguantar lo dificil que también tiene estar lejos. Yo cuando me voy de Argentina, aparte de irme por esto de estudiar, me venía a encontrar yo mismo.”