Un mundo amurallado: carta abierta a los directivos de EEUU

Friedman sostiene que Trump sólo tiene algún respeto por multimillonarios como Bill Gates o Mark Zuckerberg y pocos más. Por eso les escribe lo que sigue.

Un mundo amurallado: carta abierta a los directivos de EEUU

Les escribo hoy porque pronto quedará claro que ustedes van a necesitar hacer el trabajo que nunca antes habían pensado hacer: salvar al país de un líder con un punto de vista verdaderamente distorsionado de cómo funciona el mundo y del papel que debería tener Estados Unidos en él.

Hoy no existe un Partido Republicano que restrinja los peores instintos del presidente Donald Trump. Salvo por unos cuantos senadores valientes, el Partido Republicano se ha disuelto en la debilidad. Los medios de la corriente dominante pueden exponer el mal comportamiento, pero no pueden vetar la legislación. Los demócratas no controlan las palancas del poder. Y Jared Kushner ni siquiera pudo evitar que una Casa Blanca liderada por Steve Bannon emitiera un decreto del día para recordar el Holocausto en el que, deliberadamente, se omitió cualquier referencia a los judíos.

El único grupo por el cual Trump tiene cierto respeto, que tiene acceso a él y que quizá pueda contrarrestar los malignos instintos ideológicos de Bannon & Co., son personas como Bill Gates, Tim Cook, Jeff Immelt, Mark Zuckerberg, Eric Schmidt, Jamie Diamond, Mike Bloomberg, Elon Musk, Indra Nooyi, Ginni Rometty, Dennis Muilenburg y Doug McMillon.

Seguro, si Trump trabaja en sus promesas de desregulación, infraestructura y reforma fiscal, las compañías gozarán de una rápida sobredosis de azúcar. Sin embargo, si escuchan lo que están diciendo Trump y Bannon, su visión de Estados Unidos y del mundo no se parece a nada de lo que ustedes, los líderes empresariales, se habían encontrado antes.

Están jugando con grandes sistemas y felices de deshacerse de ellos -como el TLCAN, la Organización Mundial de Comercio y la Unión Europea- que impulsan a gran parte de la economía mundial. Creen en cosas que probablemente están equivocadas; que la mayor parte de la pérdida de empleos en Estados Unidos se debe a los mexicanos y chinos, cuando que, de hecho, se debe a los microchips y las computadoras, a saber, la productividad mejorada.

Sí, algunas cosas son ciertas aun si Trump cree en ellas: el Islam sí tiene problemas con el género y el pluralismo religioso, así como con la integración en las sociedades occidentales. Hacer caso omiso de eso es insensato.

Sin embargo, algunas cosas son ciertas aun si los liberales creen en ellas: que Estados Unidos ha integrado a los musulmanes mejor que cualquier país europeo porque somos un crisol. Y hacer a los musulmanes parte de nuestra comunidad dentro del país y en nuestras alianzas en el extranjero -en lugar de tratarlos como alienígenas permanentes- ha hecho que estemos más seguros desde el 11 de setiembre. Hacer caso omiso de ello es peligroso.

Y, mientras hablamos de los peligros, ¿por qué cantidades récord de emigrantes están saliendo del África subsahariana, de Oriente Próximo y de América Central tratando de llegar a Europa y Estados Unidos? Dos grandes razones son las sequías y la explosión de las poblaciones. ¿Y qué es lo que proponen Trump y Bannon? Ignorar el cambio climático y detener la ayuda en planificación familiar del gobierno estadounidense al mundo en desarrollo.

Nada está conectado en su mundo. Todo es solo un cuadrito para marcar o un muro que construir.

El lunes, "The Washington Post" citó que Bannon dijo que Jeff Sessions, el designado para fiscal general, y él estaban en el centro del "movimiento por Estados Unidos" de Trump, al cual "no entienden para nada las élites cosmopolitas en los medios. ...Lo que hoy estamos presenciando es el nacimiento de un nuevo orden político y, entre más frenético se vuelva un puñado de las élites mediáticas, más poderoso se hará el nuevo orden político mismo".

Cuando alguien te dice que le está dando origen a "un nuevo orden político" en Estados Unidos, hay que tenerle miedo. Sí, la aceleración en la tecnología y la globalización ha beneficiado, particularmente, a los empleados que poseen conocimientos con una cualificación más elevada en Occidente y a una clase media en ascenso, pero con menores habilidades, en Asia. Y, sí, se exprimió a los trabajadores de cualificación media en Occidente, que eran más vulnerables a la subcontratación externa, los algoritmos y la automatización. Se necesita hacer más para ayudarlos.

Si Trump solo quiere negociar mejores tratados comerciales para Estados Unidos y hacer que nuestros aliados compartan la carga de defender al mundo libre en forma más equitativa, que Dios lo bendiga. Eso puede ser una ganancia para nuestros trabajadores.

Sin embargo, yo temo que Bannon esté manipulando a Trump en una misión más mesiánica -que su "nuevo orden político" no solo se trata de empleos, sino de la cultura, en un intento para recrear un Estados Unidos de los 1950: un país dominado por los cristianos blancos y no por los "cosmopolitas"; cuando nadie hablaba español en cada tienda de abarrotes; cuando los mayores ejecutivos de Estados Unidos no se apellidaban Satya ni Sundar; cuando cada trabajador podía tener un empleo de habilidades medias y altamente remunerado, y cuando los muros comerciales y el lento ritmo de la automatización significaban que no había que ser estudiante de toda la vida.

Si es allá a donde se dirige Trump, nos llevará a un sitio oscuro. La forma en la que levantemos a los trabajadores estadounidenses no es construyendo muros más altos, sino, más bien, teniendo comunidades más fuertes; donde los negocios, las filantropías, los sistemas escolares locales y los gobiernos locales forjen coaliciones adaptables para permitir que cada trabajador participe en el aprendizaje durante toda la vida y cada compañía tenga acceso a los mercados mundiales y cada ciudad atraiga a los atrevidos que empiezan compañías.

Eso es exactamente lo que está sucediendo en las mejores comunidades de Estados Unidos, y la labor del gobierno es aumentarlo y la de los grandes negocios, defenderlo. Así es que no hay que dejarse engañar con las sobredosis de azúcar de Trump; los negocios prosperarán solo si Estados Unidos es el país que se prepara, y a sus trabajadores, para vivir en un mundo sin muros, y no en uno en el que se andan construyendo.

Esto es el "nuevo orden político" que necesitamos y que ustedes deben defender. Si ignoran esta misión lo hacen bajo su propio riesgo, y el nuestro.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA