Miles de policías surcoreanos irrumpieron en una propiedad al sur de Seúl, perteneciente a un grupo religioso, en busca del presunto dueño del ferry que se hundió en abril con un balance de 300 muertos.
La televisión mostraba imágenes de las fuerzas policiales entrando por la mañana en la vasta propiedad situada en Anseong, a unos 80 km al sur de Seúl. Un portavoz de la provincia de Gyeonggi indicó que 6.000 agentes participaban en este registro.
Las autoridades buscan a Yoo Byung-eun, de 72 años, empresario millonario y patriarca de la familia que controla la firma Chonghaejin Marine Co., propietaria del "Sewol", el ferry que zozobró el 16 de abril. El naufragio dejó 302 muertos o desaparecidos, incluyendo 280 adolescentes de un mismo instituto el sur de Seúl, en viaje escolar.
Yoo Byung-eun es también un alto responsable de la Iglesia bautista evangélica de Corea, grupo disidente de la Iglesia protestante, que posee la propiedad registrada este hoy por la policía.
El movimiento religioso afirma que no tiene nada que ver con el millonario pero antiguos fieles aseguran que es el verdadero líder y es venerado con un semidiós.
La presidenta surcoreana, Park Geun-hye, recalcó el martes que el anciano "debe comparecer ante la justicia", al tiempo que empezaba el juicio de la tripulación del ferry en un clima de cólera y emoción.
El millonario no tiene una participación directa en Chonghaejin, pero sus hijos y familiares controlan el operador mediante una compleja red de participaciones. Su hija, Yoo Som-na, fue detenida el 27 de mayo en París, donde reside, y sigue encarcelada. El tribunal de apelación de París examina la solicitud de extradición de Corea del Sur.
Sobre el septuagenario y sus hijos recaen sospechas de laxismo en la aplicación de las consignas de seguridad, de diversas violaciones y de pago de sobornos para saltarse la reglamentación.
La policía detuvo hoy a tres miembros del grupo religioso, sospechosos de ayudar al patriarca tras la orden nacional de búsqueda en su contra, según la agencia surcoreana Yonhap.
Por ayudar a su detención se ofrece una recompensa de 500 millones de wons (364.000 euros). Los primeros elementos de la investigación indican que el flete transportado por el "Sewol" representaba al menos el doble del nivel recomendado.
Además, el barco era menos resistente al oleaje debido a la adición ilegal de cabinas suplementarias en varios puentes después de su adquisición en 2012.