Hay hechos en los que la naturaleza ha tenido profunda incidencia en los últimos días y que han sido motivo de profunda preocupación para los argentinos. Se trata de los incendios que afectaron a parte del sur provincial y que luego se multiplicaron en La Pampa, superando en más de 800 mil las hectáreas afectadas, mientras por otra parte las inundaciones en el norte del país han provocado la evacuación de pueblos enteros, con el agravante de que no podrán regresar a sus hogares por el estado en que quedaron sus viviendas y el desamparo que les significa el hecho de pertenecer a tribus indígenas que solían vivir -o sobrevivir- de la caza y de la pesca.
Sin embargo, pese a la gravedad de los hechos el ministro del área -Sergio Bergman- que supuestamente debería estar concentrado en solucionar los problemas, directamente brilla por su ausencia.
La preocupación por la preservación del medio ambiente está establecida en el artículo 41 de la Constitución Nacional, que establece que todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado y apto para el desarrollo humano; ... que las autoridades proveerán a la protección de ese derecho ... y que corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección y a las provincias, las necesarias para complementarlas.
Fue el gobierno de Carlos Menem quien comenzó con los desastres en el sector cuando designó al frente de la Secretaría de Medio Ambiente a la tristemente célebre, hoy fallecida, María Julia Alsogaray. Una mujer que prometió limpiar el Riachuelo en mil días y que invirtió un fortuna para cumplir ese objetivo pero no dejó ningún tipo de avances, que fue juzgada y detenida bajo el cargo de enriquecimiento ilícito y que se fotografiaba sólo cubierta con un tapado de piel natural, siendo que una de sus funciones principales era la de defender la fauna y las especies en peligro de extinción.
Luego de un impasse de varios años en la aparición mediática de quienes integraban la Secretaría, Mauricio Macri la elevó al rango de Ministerio, designando en el cargo a un hombre de su confianza y que lo había acompañado durante su gestión como jefe del gobierno porteño: el rabino Sergio Bergman.
Podría deducirse que Bergman prefiere el perfil bajo, pero resulta que sus dichos y actitudes lo ponen en el centro de la discusión, como cuando, ante una pregunta de un periodista, respondió que "para reducir los incendios forestales en el sur del país, como creyente que soy, para el próximo verano lo más útil que podemos hacer es rezar"; o cuando se fotografió como un árbol ("soy el hombre hoja que trabaja para una Argentina verde", dijo) para sumarse a aquellos que defienden el medio ambiente en el mundo.
Sin embargo el rabino Bergman no ha aparecido ni brindado opinión respecto de qué sucedió con los incendios en Mendoza y en La Pampa o con las inundaciones en el Norte. Es más, quien concurrió en nombre del Gobierno nacional y recorrió junto con el gobernador Urtubey los lugares afectados fue la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Cabría preguntarse a qué responde esa actitud del ministro si tenemos en cuenta que una de sus tareas es la de entender con acciones preventivas en la gestión ambientalmente sustentable de los recursos hídricos, flora y fauna, en la preservación del suelo y ante las emergencias naturales y catástrofes climáticas.
Cuando en Chile sucedió el caso de los mineros, el entonces presidente Sebastián Piñera instaló a su ministro de Minería, Laurence Golborne, en el lugar del hecho y permaneció allí hasta que los mineros fueron devueltos a la superficie.
Un hecho que podría ser tomado como ejemplo en el caso de algunos funcionarios argentinos.
