Llega con blasones que la califican como la más entretenida de la saga después de la primera, claro. Y hasta las estrategias publicitarias mostraron su cuota de ingenio ante la denuncia, hace un par de semanas, de que piratas informáticos le habían robado la película a Disney y exigían un rescate millonario en bitcoins (la moneda digital con que se maneja la Web).
Sea esto cierto o no (también se habla de que “Cars 3” habría sufrido la misma suerte y hasta el FBI estaría detrás de los hackers), lo que sí es cierto es que “Piratas del Caribe 5: la venganza de Salazar” no se difundió por ningún lado antes de su estreno y llega intacta desde hoy a las multisalas de todo el país, en las que se pudo ver ayer en función especial trasnoche y a partir de hoy en funciones regulares durante todo el día.
¿Qué hay de nuevo, viejo?
Catorce años después de “La maldición del Perla Negra”, esta quinta parte de la saga vuelve a traer a Johnny Depp en la piel del famoso pirata Jack Sparrow, el que más allá del “gorrión” al que alude su apellido ficcional, deberá mostrar garras de tigre para hacer frente a uno de los villanos más despiadados que ha tenido esta historia: el Salazar del título que encarna el español Javier Bardem.
Y que el gorrión pesó más que el tigre también pudo verse en la decisión de elegir al villano. Porque fue el propio Johnny Depp quien se negó a que el personaje del malvado lo cubriera una mujer, bajo pena de abandonar el rodaje.
Y como en este tipo de superproducciones la última palabra siempre la tiene el protagonista y nunca el director (que en este caso son dos: los noruegos Joachim Rønning y Espen Sandberg), se perdieron la oportunidad de presentar a la primera villana mujer que hubiera tenido la saga. Pero bueno, Bardem no carece de temple y tiene larga experiencia en Hollywood poniendo cara de malo. La villana tendrá que esperar a la sexta parte que, seguramente, no tardará en llegar.
Sin embargo, a fuerza de ser honestos, hay que decir que el personaje que interpreta la joven Kaya Scodelario, más allá de ser una belleza, no es ni por asomo decorativo. Aunque forma parte de “los buenos” (es una astrónoma que se pone del lado de Sparrow en su lucha contra Salazar), hay que reconocerle una garra y una fuerza que incluso se la envidiaría el personaje de Keira Knightley de la primera película (y que aquí reaparece fugazmente).
También cabe hablar de la aparición de Paul McCartney que, hay que reconocerlo, es apenas un cameo en el que aparece como guardia de seguridad de una cárcel; pero es tan fresco y divertido que uno se queda con ganas de más.
En la foto -que él mismo publicó en Instagram y donde está irreconocible- parece un mero remedo del Capitán Teague, el padre de Jack Sparrow que interpretó Keith Richards en las secuelas 3 y 4. Y es lógico que así sea porque el ex Beatle encarna al Tío Jack, hermano del personaje de Richards, que mantendrá con su sobrino un diálogo breve pero desopilante. La idea primigenia era ponerlos a los tres en una escena, pero el Stone no pudo por compromisos con la banda, de la que es motor creativo desde 1962.
De corsarios, espectros y tridentes
El destino de Jack Sparrow lo enfrentará en esta quinta parte de la saga a su némesis más temida: el malvado Salazar y su séquito de piratas fantasmas que, tras décadas de encierro en el Triángulo del Diablo (o de las Bermudas, porque aquí no hay delimitaciones marítimas demasiado específicas), logra escapar con un único objetivo en mente: hacerse dueño de los mares liquidando sin piedad a todo pirata que se le oponga. Y Sparrow viene a ser un enemigo ancestral, aunque habrá que ver la película para entender de dónde sale tanto odio.
La única esperanza de Jack para sobrevivir a esta vuelta de su aciago destino es encontrar el legendario Tridente de Poseidón, un arma mágica que le permitiría cimentar su poder como señor de los mares y darle una vuelta de tuerca definitiva a esa mala racha que lo viene persiguiendo desde la película anterior.
Por supuesto que hacerse con el Tridente no es soplar y hacer botellas. Deberá hacer alianzas, a veces incómodas, a veces menos. Así con la bella y brillante astrónoma Carina Smyth (la ya citada Kaya Scodelario), que no sólo lo ayudará a interpretar las pistas y mapas que toda historia de búsqueda de tesoros necesita sino que ocupará el lugar, dejado vacante por Knightley y Penélope Cruz, de la chica ruda e independiente que ya no depende del músculo masculino para salvarse.
Otro que tiene una fugaz reaparición es Orlando Bloom como Will Turner, pero será su hijo Henry (Brenton Thwaites) quien se pondrá al frente de la búsqueda del Tridente para poder liberar a su padre de la maldición que lo ata a su barco, El Holandés Errante, condenado a vagar por siempre en los océanos del mundo.
Fórmula probada
Con un costo de más de 320 millones de dólares, “Piratas del Caribe 5: la venganza de Salazar” se apoya también sobre sofisticados efectos digitales, como los que fueron utilizados para rejuvenecer a Johnny Depp para presentar una versión adolescente de Jack Sparrow.
El potente nivel de producción incluye también la recreación en los estudios de Queensland, Australia, de la colonial ciudad caribeña de Saint Marteen, incluyendo un banco entero del siglo XVIII y 11 barcos construidos sobre bases con movimiento computarizado montados delante de pantallas azules inflables gigantes, que serían reemplazadas luego por el cielo y las olas durante la posproducción.
Todo ello sumado a un ritmo que no da pausa, circenses coreografías durante batallas a cañonazo limpio, seres mitológicos, humor y la probada performance de Depp ya encasillado en sus “bizarras” elecciones actorales, da como resultado una fórmula que, película a película, sigue llenando las salas argentinas y del resto del mundo.