Un mal trago para Godoy Cruz

En la casa del Diablo Rojo, el Tomba tuvo una noche para el olvido. Jugó mal y que haya perdido no extraña. Lo único para destacar es que el equipo dirigido por Sebastián Méndez mantiene el libreto de salir en cada cancha a buscar el partido.

Un mal trago para Godoy Cruz

Un trago amargo. El peor sabor en la boca, el de la derrota. El Tomba tuvo una cita especial y terminó atragantado de bronca ante la caída. Se sabía. Pisar el Libertadores de América no es un trámite sencillo. Y hasta ahí fue el Expreso con sus mejores armas para seguir por el camino de las victorias. Pero se quedó con las manos vacías.

El elenco de Méndez mantiene siempre un libreto y sale a buscar los partidos en cualquier cancha, y no fue la excepción en terreno Rojo.

Entonces ante cada estocada de Independiente, venía una contra Bodeguera. Rigoni y Ortiz estuvieron muy cerca de gritar fuerte, pero del otro lado el Morro metió una bola tremenda para Sigales, quien cara a cara falló ante Campaña.

La mejor fórmula era la presión alta para evitar que la pelota le llegara clara a Rigoni y el Cebolla Rodríguez, los generadores para los puntas. Para Godoy Cruz, la clave estaba en que Silva y Pol Fernández aparecieran para ser los conductores.

En este equipo son fundamentales a la hora de manejar el desarrollo, de poner un freno al rival y acelerar cuando encontraban terreno libre.

Pero ambos se mostraron a cuenta gotas. El local contó con las mejores chances. Y si no hay que preguntarle al uruguayo Rodríguez, quien se quedó con el grito atragantado por el palo izquierdo de Rey.

El interrogante tenía que ver con el Bodeguero. ¿Podría hacer pie y llevarse la victoria a Mendoza? Sólo los propios dirigidos por el Gallego podían dar una respuesta. Estaba claro que necesitaban levantar para cumplir con el objetivo. Pero el que se sacó la modorra con un golazo fue el Diablo Rojo. Demasiada pasividad de la defensa para mirar a un tremendo goleador como Vera.

El Tomba no pudo encontrar nunca los caminos más adecuados para arrimarse a Campaña, con pocas ideas y sin el cambio de ritmo necesario en ataque careció de potencia para dar vuelta la historia.

Fue todo empeño, pero dentro de una confusión futbolística  general. Con este panorama, el entrenador agotó las variantes, en un mensaje claro de que las cosas no estaban de la mejor manera. No alcanzó. El equipo lució sin variantes y lejos de su nivel y sobre el final Barco lo remató.

En la caldera del diablo, quedó más rojo que nunca y "quemado" por su bajo nivel.

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