Un Lobo con corazón feroz

Gimnasia definirá el segundo ascenso a la “B” Nacional tras superar anoche a Cipolletti de Río Negro, en una emotiva definición desde los doce pasos. Los 90 minutos habían terminado 1-1. El rival en la final será Mitre, de Santiago del Estero.

Un Lobo con corazón feroz

Con el corazón en la mano. Rezando. Llorando. Mirando el cielo. Haciendo una, dos, tres, cuatro, miles de promesa. Así terminó el simpatizante del Lobo en la tribuna del Víctor Legrotaglie. Es que volvió al “Lobo de los milagros”. El de las grandes hazañas.

Ese que quiere continuar escribiendo capítulos de oro. Gimnasia y Esgrima derrotó a Cipolletti por penales (4-3) y están en la gran final por el segundo ascenso a la B Nacional. Esa categoría que ya conoce y quiere volver a conquistarla.

El principal motivo de la victoria del Lobo tiene una sola virtud: corazón. Y un máximo responsable: Ezequiel Viola. El arquero blanquinegro se calzó el traje de héroe. Contuvo tres penales y dejó al equipo mensana con vida. Y más teniendo en cuenta que enfrente estaba Matías Alasia, un viejo conocido de la casa y un “maestro” en este arte de los 12 pasos.

El Lobo arrancó el partido con un golpe a la mandíbula, ya que nadie esperaba que el defensor Jara sacara de la galera una chilena que se metió en el ángulo. De ahí en más todo el partido fue cuesta arriba para un Gimnasia que no tenía ideas. Careció de volumen de juego. Eso favoreció a un Cipolletti que empezó a sentirse cómodo con los espacios que le dejaba el dueño de casa, al punto que pudo convertir un par de goles más.

En el medio Garay hacía agua, Corvalán no encontraba su lugar y Oga no conectaba. Sin juego asociado, Gimnasia apostó demasiado a los pelotazos cruzados. Por suerte se terminó el primer tiempo, porque el Lobo necesitaba refrescar las ideas en medio de reproches de sus hinchas.

Apenas arrancó la segunda parte el “mensana” llegó al empate de la manera que venía jugando: a los ponchazos. Centro que nadie pudo empujar ni despejar y por el segundo palo entre Marín y Palacios Alvarenga le dieron la igualdad a un Gimnasia muy nervioso. Pero, con un corazón gigante. Después del empate, el Lobo se acomodó en el partido y Cipolletti se retrasó y le cedió el protagonismo.

Pero, los dirigidos por Alaniz no tenían la frescura necesaria en los metros finales y por eso le costaba generar situaciones de gol. Por eso el Lechuga movió el banco y mandó q la cancha jugadores con vértigo, como el Chimi Navarro y el Toro Agudiak.

Pero, nadie frotó la lámpara y el pase a la final se definió por penales. Apareció Viola y ganó el Blanquinegro. No importa la forma. El sueño continúa latente.

El Lobo quiere recuperar su lugar...

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