Un libro relata toda la intimidad de Los Redonditos de Ricota

Mariano del Mazo y Pablo Perantuono investigaron y revelaron las verdaderas razones por las cuales se separó la banda. ¿Volverán a tocar?

Un libro relata toda la intimidad de Los Redonditos de Ricota

Un fenómeno que se volvió incontrolable, diferencias que se tornaron imposibles de conciliar y generaron la ruptura de los Redondos y los detalles que dificultan el tan solicitado retorno, aparecen narrados con abundancia de datos en "Fuimos Reyes", la biografia sobre el grupo rockero que escribieron Mariano del Mazo y Pablo Perantuono. Sus palabras:

-¿Cuáles fueron los motivos que llevaron a la disolución de la banda?
-De lo más romántico a lo más áspero: se separan por una cuestión de distancia estética. El Indio quería hacer un estilo de música y Skay otro. Eso se refleja en los dos últimos discos de Los Redondos y las carreras solistas. El Indio estaba muy fascinado con las máquinas y Skay no. Se rompió el equilibrio que siempre existió hasta "Luzbelito".

Después, también había una cuestión de que cada vez era más estresante y tensionante tocar. Cada concierto pautado era una parafernalia de organización, de permisos, de seguridad. Dejaron de disfrutar estar juntos. Eso me lo dijo Skay, que quería recuperar la escala humana de un concierto de rock. Después el tema de la plata. En algún momento habrá visto el Indio que tenía un 33 por ciento de la torta frente a un 66, porque al funcionar Skay y Poly como pareja era eso.

Las cosas tienen un ciclo y el de Los Redondos duró mucho si pensás en una banda de rock & roll con tantos zigzagueos y un crecimiento tan brutal. Me parece lógico que las cosas se desgasten y que finalmente cada uno siga su camino.

-¿Cómo siente la gente la pérdida de semejante banda?
-Yo creo que la gente decidió canalizar la ausencia de la banda en el Indio Solari. Ya pasaron 14 años y me parece que esa orfandad quedó en la enorme figura paternal del Indio Solari, que tampoco va a durar mucho tiempo. Yo creo que el Indio se está despidiendo también de los conciertos en vivo, porque llegó a ese mismo momento de Los Redondos de no poder sostener tanta masividad.

-¿Pueden regresar?
-Lo veo muy difícil. Hace poco le pregunté a Skay en una noche larga: "¿pensás que pueden volver Los Redondos?", la pregunta de siempre. Y Skay no me dijo "no, ni en pedo". No dijo nada. Entonces insistí y le dije "si volvieran, ¿cómo te lo imaginás?". Lo pensó y me respondió: "me imagino un show sorpresa con canciones nuevas en un estudio cerrado transmitido por Internet para todo el mundo" y me pareció una respuesta lógica. Igual no parece posible hoy en día, porque no hay contacto entre las tres patas del triángulo conductor de la banda.

-¿Soda y Los Redondos ocupaban diferentes tronos?
-Mirá, no sé, yo te puedo hablar de mí. A mí me gusta tanto Soda como Los Redonditos. No me parece algo antagónico. En los 80 tocaban en lugares similares. De hecho, querían presentar "Gulp!" en el Astros, un lugar en el que Soda había presentado unos meses antes el primer disco.

En los primeros 80 compartían circuito y públicos, no había tanta diferenciación. Lo que pasa en los 90 es que cambia radicalmente el público. Igual Soda era mucho más popular de lo que creemos. No es que era seguido por chetos, sino que eran populares, le gustaban a todo el mundo; pero el recorte social era otro. A Los Redondos lo seguía el proletariado, los pibes de barrio desangelados, los excluidos por el régimen menemista y la desocupación que provocó la privatización de empresas estatales y el neoliberalismo.

Esos pibes que quedaron en la lona veían a Los Redondos como algo más que una banda de rock; veían un lugar moral o ético, alguien que los contenía. Había todo un condimento social que con Soda no ocurrió. Con Soda era algo más que nada musical, pero eran las dos bandas gloriosas de los 90. En un momento el Indio dijo: "al final yo tengo más en común con Cerati que con el carnicero de la esquina", y cuando murió Cerati tuvo palabras muy afectuosas. Y Cerati habló muy bien de "Último bondi a Finisterre". Dijo que no era música que él escuchaba, pero que valoraba la búsqueda, "ciertas texturas".

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