Y el León lo hizo. Una vez más. Fiel a su incipiente mística ganadora, San Martín seguía forjando heroicas hazañas que aún permanecen en la retina de los memoriosos y que pasaron a formar parte de los libros de historia del fútbol mendocino.
Como aquella apoteótica victoria por 1 a 0 en La Bombonera frente a Boca en 1969, el inolvidable triunfo ante Rosario Central en el Gigante de Arroyito (2-1) en 1967 o la estupenda victoria 4-3 ante el Huracán del Flaco Menotti en 1971, el Chacarero sacaba pecho y goleaba nada más y nada menos que al River de Jota Jota López, Beto Alonso, Morete y Mas, aquel que no podía sacarse la mufa de tantos años sin un título y llegaba invicto al cotejo de la penúltima fecha de aquel Nacional.
Sin embargo, San Martín -prócer futbolístico si lo hay- jugó uno de los mejores partidos de toda su historia y trituró al Millonario por 4 a 1 con una magistral exhibición colectiva e individual.
En un estadio Bautista Gargantini colmado (hubo récord de recaudación), el conjunto dirigido por Bernardino Prado le mostró al país y al mundo que en el Interior también había futbolistas de la talla de ‘Pato’ Gramari, ‘Flaco’ Zuvialde, Monárdez, ‘Gauchito’ Guzmán o Juan Felipe Barroso.
Según las crónicas de la época, la superioridad de San Martín fue de principio a fin. De hecho, a los 6 minutos el León ya ganaba por 1 a 0 con un tanto de cabeza de Juan Víctor Guzmán. “La defensa de River ‘clavada’ y ausente se limitó a observar cómo Guzmán vencía a Perico Pérez”, reza la crónica de Los Andes del jueves 7 de diciembre de ese 1972.
Y narra que a los 13 minutos el partido se interrumpió por espacio de media hora debido a un corte de energía eléctrica que luego se subsanó.
El partido siguió siendo entretenido. River se mostró más animado luego de la reanudación, pero San Martín pudo haber ampliado el marcador por intermedio de Luis Gabriel Márquez con una palomita que pasó cerca del palo derecho y con otro bombazo de Tébez que hizo estremecer el arco del Millonario, que pudo descontar por intermedio de Juan José López, pero Tamagnone adivinó la gambeta del volante derecho.
En el complemento, el Beto Alonso estuvo cerca de empatar pero su remate fue devuelto por el horizontal. Hasta que pisando el cuarto de hora, Barroso recibió de Guzmán y batió a Pérez.
La defensa de River se tornó un tembladeral y el Chacarero lo aprovechó para hilvanar la goleada. De hecho, Gramari trepó por derecha, jugó la pared, remató y tomó el rebote para poner el 3-0. En el Parque todo era fiesta, baile y show. Pinino Mas descontó a falta de doce minutos, pero Márquez decoró el póquer con un penal tras una mano infantil de Dominichi.
“Fue el partido de mi vida”, decía Monárdez en la zona de vestuarios, mientras le agradecía al público del León por la ovación y los aplausos con los que fue despedido tras el cambio. “Era el partido que esperaba para recuperarme”, le decía a Los Andes Víctor Guzmán, otra figura clave, quien además le dedicaba el triunfo a su esposa y a su hija.
Mientras, en el camarín de River todo era hermetismo. Las puertas permanecieron cerradas y se impidió el acceso al periodismo. No era para menos. San Martín le había dado un cachetazo inmenso.
La noche que San Martín se vistió de Azul
Por esas cosas que tiene el fútbol, San Martín debió jugar aquella noche frente a River con la camiseta de Independiente Rivadavia. ¿Cómo? Sí, el Chacarero tuvo que vestirse de Lepra. La historia fue así. Y el que la recuerda es Raúl Tamagnone, el arquero que es un ícono de la gesta sanmartiniana.
“El árbitro (Roberto Goicoechea) nos hizo problema para jugar con la Albirroja porque adujo que nuestra camiseta era similar a la de River y podía confundirse. Como no habíamos llevado camiseta alternativa, en un gran gesto, la dirigencia de Independiente puso a disposición el juego de casacas azules. Y como el local es es el que está obligado a cambiar la indumentaria, no quedó otra. Algunos jugadores se mostraron reacios a jugar con esas camisetas, pero la verdad... lo que menos importaba era el color de la camiseta sino el rival que teníamos enfrente”, cuenta el ex entrenador de San Martín y Luján, entre otros.
Tanto Los Andes como el desaparecido diario Mendoza y la revista El Gráfico dejan en claro en sus páginas que San Martín jugó de azul. Lo que “salvó” la situación del Chacarero fue que en aquellas épocas no había publicidad en las camisetas (tampoco tenían marca) y no se usaba el escudito en el pecho. Lo que nadie podrá negar es que esa noche, una de las más excelsas de su historia, San Martin jugó con la camiseta de la Lepra.
“¿Si había la rivalidad que existe hoy? La rivalidad existió siempre, pero era solo adentro de la cancha porque afuera éramos todos amigos. Con Mémoli nos matábamos adentro de la cancha, pero después nos abrazábamos, lo mismo con Vergara que esa noche jugó para nosotros”, dice Raúl, uno de los que no pisó más el Libertador General San Martín tras el nefasto 2-3 frente a Rafaela.
Dos historias inolvidables. "Atlético San Martín, el mejor del Interior", tituló Los Andes tras la victoria ante Bartolomé Mitre, en Misiones con el gol de Barroso. Ese triunfo valió la clasificación directa al Nacional '73. La otra página es la de la resonante victoria frente a River (4-1) en la cancha de Independiente.