El defensor de la Reserva de River, Leandro Vega, quedó involucrado en un episodio con tintes polémicos luego de que en su Facebook, se ofrecieran dos entradas para presenciar el Superclásico que se disputó ayer en el Monumental, a un costo de $1300.
Luego del rebote de la información, el futbolista utilizó su cuenta en la red social para aclarar los hechos y pedir disculpas. El jugador reconoció que las entradas habían sido “ofertadas” pero que los tickets estaban en su poder.
“Bueno, quiero aclarar lo que pasó con respecto a las entradas. Fue una grave equivocación de mi hermano que quiso vender las entradas y tuvo conversaciones con personas que querían las entradas y por esa equivocación quedé pegado y yo no tengo nada que ver. Las entradas las tengo yo y sé lo que significa una entrada para un hincha así que no las vendería jamás porque es lo que me da el club para ver al club donde nací y amó quería aclarar eso y mil disculpas a todos los hinchas de River!”.
A lo que agregó: “Me hago responsable de lo que pasó y soy consciente de lo grave que es y estoy asumiendo todo. Espero que sepan perdonar esto, amo al club que me dio todo. Nací acá y doy mi vida por estos colores así que espero que me perdonen. No me justificó pero lo explico nuevamente porque lo considero necesario!”.
Desde adentro se combate a la violencia
Jugadores y entrenadores de River y Boca aportaron sus gestos para convocar a la paz en el fútbol. Ni bien entró el DT Xeneize, Rodolfo Arruabarrena, caminó hasta el banco local y se estrechó en un abrazo con su colega Marcelo Gallardo, contra quien jugó varios Superclásicos pero también compartió el curso de entrenador. El Vasco también saludó a los colaboradores del Muñeco. Minutos después los capitanes Marcelo Barovero y Fernando Gago plantaron a un costado del campo un árbol de olivo en señal de paz. La iniciativa es de Scholas Concurrentes, una ong auspiciada por el papa Francisco a favor de la niñez en el mundo.
Apoyo incondicional
Casi tres mil hinchas de Boca hicieron un banderazo de apoyo al plantel Xeneize frente al hotel donde esperó la llegada del Superclásico. Sin incidentes y con fuerte custodia de la Prefectura Naval, durante más de dos horas los simpatizantes boquenses cantaron y movieron sus banderas para darle fuerzas al equipo del vasco Arruabarrena.