Una banda de narcotraficantes, que estaba siendo intensamente investigada, cayó gracias a que un jabalí descubrió su escondite en un bosque de la Toscana, región de Italia.
La banda estaba compuesta por miembros italianos y albaneses quienes escondían cargamentos de cocaína que luego comercializaban en un club nocturno de la provincia de Arezzo. La mercancía la escondían en un lugar ultra secreto en medio del bosque con un método impensado: metían la droga en frascos de vidrios y las enterraban en pozos.
Esa llamativa estrategia venía resultándoles muy bien ya que la policía italiana llevaba meses detrás de ellos y hasta les grababa las conversaciones a los miembros pero no podían dar con la prueba principal que era el cargamento.
Fue gracias a la escucha de esas llamadas intervenidas que la policía escuchó el enojo de los narcotraficantes al contar que un jabalí les había desenterrado el pozo y había roto uno de los frascos de cocaína que esparció por todo el bosque generando una pérdida de 20 mil euros.
Según informó La Nación, la policía seguía la pista del asesinato de un joven albanés de 21 años, llamado Andrea N'Doja, a manos del pastor sardo Giulio Sale que estaba vinculado al narcotráfico.
Así se llegó a dar con la banda, integrada por tres albaneses y un italiano, que vendía alrededor de dos kilos de cocaína al mes, a un precio aproximado a los 100 euros por gramo.