Después de cuatro meses de gestión, el Gobierno dio a conocer cifras parciales sobre la inseguridad, omitiendo los asesinatos registrados en ese período.
Parece que el Gobierno de Mendoza interpreta que la mejor forma de combatir el delito y propender a elevar la confianza del público hacia el sistema de seguridad pública, es no comunicar todos los hechos contra la ley que se producen en la jurisdicción.
Decimos “no comunicar” porque finalmente los episodios trascienden y, a falta del primer impulso informativo oficial, los casos llegan a las páginas de las secciones policiales de los diarios y a los restantes medios, por otras fuentes.
Tras cumplir la administración de Alfredo Cornejo 4 meses de mandato, el Ministerio de Seguridad ofreció datos parciales sobre la inseguridad, en los que se destacan secuestros de drogas y de armas, episodios plausibles en la lucha contra el delito pero, curiosamente, no se incluyó en el informe cifras sobre los homicidios que se producen en la provincia, apartado que registró 43 muertes violentas, por lo menos hasta finales de marzo. Para engrosar la lista, abril comenzó con el brutal asesinato de una persona de 47 años, en su vivienda de Coquimbito, Maipú.
Según una estadística elaborada por este matutino, de esos crímenes, 7 ocurrieron en los últimos 20 días de diciembre del año pasado, 13 en enero, 15 en febrero y 8 en marzo del año en curso.
En el relevamiento oficial, además de no mencionarse los asesinatos, tampoco se informaba sobre la cantidad de robos y hurtos producidos en el mismo período, probablemente porque se piense que ignorarlos contribuye a que la población tenga la sensación de que está más protegida.
Generalmente, y durante muchos años, los servicios de prensa asignados a la Policía de Mendoza revelaban, aunque fuera escuetamente, todo lo sucedido, correspondiendo a los medios periodísticos investigar esos sucesos sin interferir en la investigación criminal para el esclarecimiento y la detención de los malvivientes.
Nos parece equivocada la posición de ocultar, o por lo menos no informar a diario, cuando se producen estos episodios, siendo los más graves asaltos a mano armada y homicidios durante la comisión de un atraco o un robo. La oficina de Prensa de la repartición ya no proporciona ese informe cotidiano sobre el mundo del delito y todo queda a expensas de los contactos de los cronistas especializados.
No informar sobre estos aspectos tan delicados de la vida cotidiana puede contribuir a crear una falsa imagen de seguridad en la población que, todavía, y pese a los esfuerzos gubernamentales, dista mucho de ocurrir.
Variar en estas posturas y abrir la información policial más dura con seriedad y prudencia será altamente positivo para la sociedad, que tiene en los órganos de prensa a sus representantes más inmediatos cuando se producen situaciones en que la vida se torna frágil y se puede esfumar en un abrir y cerrar de ojos.
La inseguridad todavía golpea mucho al ciudadano y por eso informar con objetividad y prudencia será un valor a tener en cuenta, y más cuando vecinos se unen en organizaciones civiles para generar estrategias adecuadas para la protección de sus vidas y de sus bienes.