Un informe del Observatorio Vitivinícola Argentino y de la Corporación Vitivinícola Argentina que llegó a manos de los legisladores nacionales y del Gobierno central analiza los resultados de la exención a los Impuestos Internos que desde 2005 a este año ha beneficiado al sector de los vinos espumantes.
Recordemos que el primer decreto, firmado por Néstor Kirchner, tuvo como contrapartida la firma entre el Ejecutivo nacional y las entidades vitivinícolas del “Programa de Expansión del Sector Vitivinícola”, por el cual las empresas nucleadas en Bodegas Argentinas asumieron el compromiso de invertir durante diez años el equivalente al 125% del gravamen, agregando además que las referidas inversiones no podían ser inferiores a 150 millones de pesos y se realizarían a lo largo de diez años. Esta exención se prorrogó sucesivamente a través de los decretos 248/2008, 161/2010, 185/2012, 235/2013 y actualmente el decreto 266/2014.
“En el período comprendido entre 2005 (aplicación de la exención) y 2013, el volumen de vino espumante fraccionado y el número de bodegas fraccionadoras creció significativamente, pasando en el primer caso de 22 millones a 43 millones de litros (aumento del 93%) mientras que de las 61 bodegas fraccionadoras de espumantes en 2005, el sector registró en 2013, 127 establecimientos”, dice el informe sectorial.
“En línea con el aumento de la producción, las ventas (despachos) de vino espumante en el mercado interno crecieron de aproximadamente 18 millones de litros en 2005 a 40 millones de litros en 2013 (un crecimiento acumulado del 116%)”, agrega.
En su conclusión, el informe señala: “Los datos indican que de no haber existido la exención, la recaudación del impuesto hubiera sido de 658 millones de pesos. Sin embargo, a través de la medida de política económica, las empresas de vinos espumantes, al quedar exceptuadas del impuesto, pudieron invertir más de 1.000 millones de pesos y no sólo cumplieron sino que superaron el acuerdo, ya que el monto de las inversiones alcanzaron un 164% del gravamen”.
Sin embargo, hay luces amarillas que se encienden ya que en los dos últimos años las empresas no pudieron superar tan ampliamente el 125% del impuesto al que se comprometieron. “El análisis año a año del período muestra que en la primera etapa de la exención (2005-2011), las bodegas superaron ampliamente los compromisos de inversión. Sin embargo, en el último tramo los montos invertidos disminuyeron haciendo que lo invertido en 2012 fuera igual al 125% de lo que debería haberse tributado mientras que en 2013 el porcentaje fue menor al 125%.
Estos valores advierten cómo las empresas pudieron hacer, ayudadas por la exención del impuesto y por condiciones productivas y macroeconómicas favorables, inversiones mayores a las comprometidas. Sin embargo a partir de 2011-2012 la capacidad de inversión del sector ha sido relativamente menor, situación que probablemente se mantendrá en el futuro”.