El fotógrafo Daniel Muchiut nunca imaginó que con su muestra de fotografía que le llevó 18 años iba a lograr reunir a tres hermanos. La vida e Oscar fue el tópico. Y este foto-ensayo está compuesto por 85 imágenes. El trabajo lo comenzó en 1998 y le dio cierre en 2016. Y durante la muestra expuesta en la Fotogalería Latinoamericana (FoLA) surgió lo inesperado.
Basada en la fotografía analógica, las cámaras de 35 mm y el revelado en blanco y negro a mano, dentro del laboratorio-taller de su casa en Chivilcoy, Muchiut capturó cada detalle y forma de vida de Oscar Ojeda, quien vivió -según contó en Clarín- en la calle, dentro de un auto Siam Di Tella abandonado bajo un puente en las afueras de Chivilcoy, solo, sin compañía ni familia, rodeado únicamente de sus perros. Luego en un hospicio; después nuevamente en la calle, en una tapera frente a una fábrica de dulce de leche; y actualmente en un geriátrico.
La crudeza de la vida de este hombre expresada en el arte, el dramatismo sin testimoniar que solo los detalles de estas fotografías puede ofrecer: la vida cotidiana de una persona que la lucha, que busca su área de protección dentro de un mundo que le es hostil y que evidencia una distancia pasiva y diferente de la sociedad, pero que todos saben que Oscar reside allí y espera ser visto.
Después de todo, alguien lo vio. Lo reconoció. Y no fue cualquier vecino de Chivilcoy.
Esta exposición logró que luego de 58 años Oscar se reencontrara con sus dos hermanos, Irma y Raúl, de los cuales había sido separado en su época de niños, cuando desde el orfanato que los alojaba fueron derivados a diferentes lugares.
“Hay un agujero en la vida de Oscar”, comentó Muchiut. “Unos años en que algo le pasó, que nunca pudimos saber y que ni él mismo clarificó, luego de lo cual se convirtió en ese hombre barbudo que vivía en la calle, dentro de un auto descascarado”, dijo el fotógrafo quien logró tener un vinculo con Oscar.
Y agregó que su personaje llevaba lo que se reconoce como “una vida normal: tenía una novia y trabajaba en una fábrica de ladrillos como obrero. Pero ocurrió un hecho confuso, indefinido, y desapareció del mapa”.
El fotógrafo recibió hace algunos años un llamado telefónico: era una mujer que preguntaba por Oscar y pedía más datos sobre “el hombre de la bolsa”.
Era su hermana, quien lo buscaba durante décadas. Los datos coincidieron: Oscar era el hermano del que Irma y Raúl habían sido separados cuando él tenía 5 años, Irma, 3 y Raúl, 2.
“Finalmente, Irma y Juan encontraron a Oscar hace poco”, explicó el fotógrafo. “Tuvimos, por supuesto, que cambiar el final del documental. Lo vimos a Oscar sonreír por primera vez. Filmamos ese reencuentro”, dijo Muchiut.