"He fallado más de 9000 tiros en mi carrera. He perdido más de 3000 partidos. 26 veces se confió en mí para tirar el tiro ganador y fallé. He fallado una y otra vez en mi vida. Y es por eso que he tenido éxito".
Michael Jordan.
La frase pertenece a Michael Jordan el astro de Chicago Bulls que brilló en la NBA y lo convirtió, para muchos, en el mejor jugador de la historia. Esas mismas palabras se pueden adaptar al basquetbol mendocino y definir a Fernando “Hueso” Ronco. El histórico jugador del Centro Deportivo Rivadavia. Con 35 años recién cumplidos, continúa dictando cátedra cada vez que se calza la camiseta N° 13 y recibe el balón.
Y un día volvió a brillar el “viejo”. Así le llaman sus compañeros en el vestuario. Tuvo una magistral actuación en Capital Federal ante Villa Mitre, partido en el cual Rivadavia definió la serie y barrió a su rival por 3-0. Ahora, espera rival en semifinales de la Conferencia Sur. Con 15 puntos en su planilla personal, 3 rebotes y 3 asistencias en 27’53’’ de juego, el “Hueso” se robó todos los aplausos.
Apenas pisó suelo mendocino, el “ídolo” de la capital del básquet mendocino, dialogó con Más Deportes y se mostró feliz por el juego realizado: “Más que volver, se podría decir que jugué un poquito más (risas). Me mata el Colo Minelli. Superé una lesión que me sacó ritmo. Tenía que demostrar que podía jugar y tener ese rol importante que a mi me gusta”, afirmó.
Con respecto a su nuevo rol en el equipo, el “Persa” (otro de los sobrenombre que sobrevuelan en el seno del plantel, afirmó: “No estoy jugando de titular. Entonces, cuando estoy adentro, quiero demostrar que sigo intacto (otra vez, risas). El que me conoce sabe, si estoy jugando me gusta que la pelota pase por mí. Estoy para ayudar en ataque principalmente. El equipo está muy parejo. Por ello, no se siente el recambio. Con la pelota en las manos me gusta el aro. Me saldrá bien o mal. Pero esa es mi función: tirador”.
Sus 35 años casi pasan desapercibido, pero sus compañeros se lo hacen sentir. “Olvidate, me matan. No hay una práctica o un partido, que no me tilden de viejo. Pero, es placer seguir compitiendo”, señaló. Jugadores como los bases Andrés Llaver o Stefano Arancibia fueron chicos que el mismo Ronco dirigió en divisiones formativas, al respecto, el “13”, explicó: “lo mejor que tienen esos chicos fue el entrenador que los formó (más risas).
Hablando en serio, nunca perdieron la humildad. Por eso, están logrando cosas importantes. Son ejemplares adentro y afuera de la cancha. Y eso les da un plus”.
Ronco es profesor de educación física y cada viaje de Rivadavia es un dolor de cabeza, aunque reconoce que llegar al TNA con la camiseta que ama es su máximo sueño: “El ítem aula no existe para mí. Nunca lo cobraré. Es un decreto propio. Quedan tres viajes. Y lograr el ascenso es un sueño. Algo único”.
Por último, explicó la clave de su éxito y su vigencia: “Mi familia. Mis viejos. Mi señora Carolina y mis hija Isabella y Pierina. Con y por ellos, me animo a cualquier cosa”.