El hotel es el V8 y está en Stuttgart, Alemania, la cuna de la industria automovilística. Alojarse aquí supone todo un homenaje a la industria y a toda una cultura, y cada una de sus habitaciones, dentro de la temática general, tiene algo de especial. Algunas son muy retro, otras se basan en los talleres de reparación, o en los túneles de lavado, mientras que entrar en otras es sentirse en la mismísima Ruta 66.
La historia del automóvil puede seguirse a través de las habitaciones de este hotel, que permite que uno duerma cómodamente en un auto o una estación de servicios, y que se pueda sentar en sofás construidos a base de fragmentos de carrocería.
Otros varios de los muebles que aquí podemos encontrar reutilizan bidones de combustible, altavoces, piezas de motor y demás material relacionado. Algunos de ellos son incluso susceptibles de ser imitados en nuestras casas o negocios.
Y el lobby y las zonas comunes son ya un auténtico museo en el que contemplar desde autos deportivos hasta clásicos Rolls Royce de lujo.
No es que sea muy económico, pero la noche va desde los 135 euros por una habitación individual a los 455 por una suite. La doble son 155. Pero si es cuestión de darse un capricho…