Un hecho poco común sacudió a San Martín. Fue cerca del mediodía, cuando Héctor Sosa (53) respondió a un llamado a la puerta de su casa sobre calle Leonardi casi Tropero Sosa y grande fue su sorpresa cuando un taxista dejó en sus manos una encomienda.
El hombre, empleado de la Dirección de Defensa Civil en el Este mendocino, comenzó a abrir el paquete cuando una explosión estremeció la vivienda y lo hirió gravemente.
Fue trasladado por sus familiares al hospital Perrupato, donde los médicos le diagnosticaron graves heridas sangrantes en uno de sus brazos y parte del rostro, por lo que tras las primeras curaciones quedó internado.
Brigada de explosivos
Mientras en el domicilio de la víctima, ante un llamado al 911, se hizo presente una dotación de Bomberos de la zona, que sólo actuó en forma pasiva, es decir controlando el perímetro, y preventivamente ante cualquier emergencia, como podría ser un incendio o la eventualidad de otra explosión.
Por su parte, personal de la Brigada de Explosivos de la Policía de Mendoza -con asiento en Godoy Cruz- llegó hasta el lugar y comenzó a trabajar en la vivienda, donde habían quedado restos de la encomienda.
En ese momento se comprobó que el artefacto estaba compuesto por tres detonadores, de los cuales sólo uno había explotado. Y ahí, en el lugar, los efectivos desarrollaron la complicada tarea de desactivar los dos restantes (según se dijo, "era un artefacto casero pero muy bien elaborado"), labor que se extendió hasta primeras horas de la tarde.
Comentario y versiones
Además de las autoridades policiales de la comisaría 12, se hizo presente la fiscal Mónica Fernández Poblet, que al ser consultada sobre el hecho, aseguró que "estamos trabajando en los primeros pasos de la investigación".
También se conoció, según el comentario de vecinos y algunos testigos, que al domicilio de Sosa llegó un taxista con la misión de entregar la encomienda.
Precisamente fuentes oficiales confiaron que ese paquete el chofer lo recibió en inmediaciones del hospital Perrupato por parte de un hombre que cubría parcialmente su cara con un barbijo de gasa, quien le indicó la dirección y le pagó 50 pesos por la misión.
Finalmente se señaló desde la oficina fiscal que se trabaja sobre la hipótesis de estar ante un problema de "índole personal".
Sobre este dato comenzó a trabajar la Justicia y ayer cerca de las 20, Sosa mencionó el nombre de una persona con la que mantendría algunas diferencias relacionadas a "una cuestión de polleras".
De las declaraciones de la víctima al allanamiento de la vivienda del sospechoso solo pasaron minutos. Anoche el hombre quedó a disposición de la fiscal actuante, quien hoy podría imputarlo.
