A comienzos de la semana falleció el abogado Rafael Guevara Anzorena a la edad de 86 años, en quien pudo reconocerse a un hombre de principios democráticos y de firme respeto por la institucionalidad ciudadana y la vida republicana.
Destacamos su paso por la política y la gestión legislativa municipal, ya que a partir del advenimiento de la democracia, en 1983, fue concejal de la Ciudad de Mendoza. Esa labor la cumplió durante dos periodos consecutivos, hasta 1989.
Su militancia política estuvo siempre representada por el Partido Demócrata, cuyas autoridades reconocieron en su sepelio la importancia de haber contado con una figura como Guevara en sus filas.
Abogado recibido en la Universidad Nacional de Córdoba, había cursado estudios secundarios en el Colegio Nacional Agustín Álvarez de Mendoza. Ejerció la profesión en forma independiente e ininterrumpida desde los 23 años hasta 2005. Fue presidente del Tribunal de Ética del Colegio de Abogados y Procuradores de Mendoza, Primera Circunscripción Judicial (1992/1994). En varias oportunidades la Justicia lo convocó para actuar como conjuez.
En la gestión pública fue también intendente de Capital, teniendo que afrontar esa función durante el devastador aluvión del 4 de enero de 1970. Asimismo fue notoria la entrega que tuvo hacia el urbanismo y el desarrollo de la ciudad, lo que lo llevó a crear el Centro de Estudios Urbanos (CEU), integrado por profesionales de distintas disciplinas.
En la actuación académica debe anotarse el haber sido miembro cofundador de la Academia de Ciencias Sociales de Mendoza, creada en 1978 por iniciativa de su padre, el doctor Juan Ramón Guevara. Ex alumnos veteranos recordarán su paso por la Escuela de Comercio Martín Zapata de la Universidad Nacional de Cuyo por más de tres décadas.
En otras actividades promovió ideas y acciones al servicio de la comunidad, como por ejemplo desde el Rotary Club, del que fue gobernador de distrito en 1997.
En la faz deportiva su simpatía por el club Gimnasia y Esgrima lo condujo a ser dirigente de la entidad del Parque y representante en el Tribunal de Penas de la Liga Mendocina de Fútbol, en la época en que el equipo descollaba en los Nacionales a principios de la década del ‘70.
Cultor de la familia, la amistad y la conversación, se lo recordará como una persona que contribuyó al crecimiento de Mendoza. Se casó con María Edith Graña, quien le sobrevive con sus 3 hijos, 11 nietos y 7 bisnietos.
