Un grupo de científicos creen haber entendido cómo hacen los perros para enternecer a las personas y ganarse su afecto. La respuesta estaría en dos músculos situados en torno a sus ojos que les ayudan a tener una mirada triste, una técnica dominada por los bebés humanos.
Según el artículo publicado este lunes en la revista de la Academia estadounidense de ciencias (PNAS), para la investigación el equipo disecó cadáveres de perros domésticos y lobos salvajes, aunque precisaron que no se mató a ningún animal para hacerlo.
Los autores comprobaron que los perros tenían esos dos músculos bien formados alrededor de los ojos, a diferencia de los lobos. Ambos animales separaron sus caminos evolutivos hace unos 33.000 años.
En otra parte de la investigación, los científicos filmaron interacciones de dos minutos entre perros y un humano al que desconocían, y luego entre lobos y una persona. Solamente los perros lograban mover el contorno de los ojos con mucha intensidad al mirar a los humanos.
"Esto los ayudó a agrandar los ojos, como hacen los bebés", explicó Anne Burrows, profesora de la universidad Duquesne de Pittsburgh y coautora del estudio. "Eso provoca una reacción de protección en la gente".
El trabajo se añade a otros similares, entre ellos uno llevado a cabo en 2015 por científicos en Japón. El resultado de aquel estudio demostró que el intercambio de miradas entre los perros y sus amos provocaba un pico mutuo de oxitocina, la llamada "hormona del amor". Es lo mismo que sucede cuando una madre y su bebé se miran.
La investigación publicada este lunes apenas estudió el caso de cuatro lobos y seis perros domésticos. Habría que disecar más animales para confirmar los resultados, reconocieron los autores del trabajo.
Éstos también desean estudiar antiguas razas caninas y compararlas con sus descendientes actuales como los chihuahuas, y estudiar otras especies amigas del hombre como los caballos y los gatos.