Un grito de hartazgo inundó Buenos Aires

Frente al Congreso, más de 200 mil personas pidieron el fin de la violencia machista y los femicidios. Historias conocidas e ignotas unieron transversalmente a los manifestantes. Fuerte reclamo a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial para que tome

Un grito de hartazgo inundó Buenos Aires
Un grito de hartazgo inundó Buenos Aires

“Esto es una cuenta pendiente. Pude escaparme saltando por una ventana, salvé mi vida y la de mis hijos. Aquí estoy, mirame bien cobarde”. Un pequeño cartel que colgaba sobre su pecho contaba lo que le pasó hace 40 años, cuando la violencia machista marcó su vida. Alicia, de unos 65 años en la actualidad, llegó sola a la Plaza del Congreso y se conmovió con la multitud. No buscaba prensa, buscaba hacer un cierre con su propia historia.

Pocas veces una manifestación de hartazgo atravesó tan transversalmente a los argentinos. Mujeres y hombres de todas las clases sociales y franjas etarias se dieron cita frente al Palacio Legislativo para gritar bien fuerte “Ni una Menos” y crear un hecho fuertemente político. No se trató sólo de un reclamo a las instituciones y a la dirigencia, fue también una interpelación a los valores culturales que la sociedad hace suyos.

Mamás de clase media con sus hijos pequeños, agrupaciones de mujeres feministas con pancartas pro despenalización del aborto, partidos políticos (la izquierda y el kirchnerismo eran los más visibles, en ese orden), jóvenes estudiantes del secundario y de la universidad, colectivos de mujeres de los barrios más humildes del Gran Buenos Aires, familiares de víctimas, oficinistas que se escaparon del trabajo una hora antes. Todos estuvieron ayer frente al Congreso.

Eran muchas más las mujeres, pero el porcentaje de varones -un 30 al menos- entusiasmó a las féminas con la posibilidad de que un cambio cultural esté en marcha.

Las postales fueron incluso contradictorias. Unas monjas debieron presenciar azoradas a un grupo de chicas encapuchadas, con el torso descubierto y palos en las manos, gritar “¡Vamos a matar a los violadores!”. Dispuestas a darle guerra al machismo y al sexismo incluso con violencia, las amazonas se internaron en la plaza mientras multitudes colmaban las inmediaciones.

Debajo del escenario, familias de mujeres asesinadas por sus parejas o ex a lo largo de los últimos 20 años escucharon atentas el documento que leyeron los actores Érica Rivas y Juan Minujín y la dibujante Maitena. Dos décadas de femicidios reunidas en un mismo día y lugar para decir basta.

Estaban ahí, estoicos, los padres de Chiara Páez, la adolescente de 14 años a la que obligaron a abortar y luego asesinaron en Rufino hace menos de un mes -hecho de disparó la convocatoria de la marcha nacional que se realizó ayer- y la familia de Wanda Taddei, la esposa del baterista de Callejeros que murió quemada por su marido. También dieron el presente Carola Labrador, la mamá de Candela Sol Rodríguez, asesinada en 2011 cuando tenía sólo 11 años, y Susana Trimarco, la madre de Marita Verón, víctima de una red de trata de blancas. “Estoy reviviendo lo que pasó con mi hija hace 19 años”, reconoció Edgardo Aló,  quien perdió a Carolina en 1996 cuando su novio, Fabián Tablado, la masacró con 113 puñaladas.

“La sociedad vio que no hay nadie poderoso detrás de esta convocatoria. Esto surgió porque un grupo de mujeres periodistas y una ONG decidieron lanzar la propuesta a través de las redes sociales”, explicó Fabiana Túñez, cara visible de La Casa del Encuentro, la organización que realiza desinteresadamente las estadísticas que hoy tiene el país sobre los hechos de violencia machista y femicidios.

icha ONG y las comunicadoras Indrig Beck (revista Barcelona), Valeria Sampedro (TN), Marcela Ojeda (Radio Continental) y Florencia Etcheves (TN) dispararon la iniciativa por las redes sociales que ayer demostró contundencia en todo el país.

El documento, leído como punto culminante de la manifestación, apuntó a los tres poderes del Estado, aunque puso más las tintas en el Ejecutivo nacional por no implementar enteramente la ley 26.485 de 2009, ya que nunca puso en práctica el “Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres” -ni siquiera tiene presupuesto asignado- y porque no lleva adelante estadísticas oficiales sobre los casos que todos los días sacuden al país (muere una mujer cada 30 horas como consecuencia de la violencia machista y en 2014 se contabilizaron 274 femicidios).

Sobre el Poder Judicial también recayeron fuertes críticas. “Hay una falta de confianza de la Justicia sobre las mujeres que favorece a la impunidad de los victimarios. Estas fallas hace que se agregue una nueva violencia contra las mujeres: la violencia institucional. Gran parte de las mujeres asesinadas por sus parejas hicieron antes las denuncias”, decía el tramo del documento que leyó el actor Juan Minujín. “Las queremos vivas a todas, ni una menos”, cerró el manifiesto.

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