Gargantas rojas. Lágrimas por doquier. Abrazos. Saltos. Gritos. Euforia total. El “fideo” Di María ya definió y Argentina se pone en ventaja y tiene un paso en cuartos de final. Sao Paulo cambió de color y está teñido de Celeste y Blanco. Existe una sola bandera y es la Argentina. Y como no serlo, si más de 25.000 argentinos desbordaron la Fan Fest organizada por la FIFA. Como sucedió en Belo Horizonte, el hincha argentino, no merecía otro final. Había que sufrir para luego explotar de alegría.
Miles de argentinos duermen en plazas, campings, hostels, hoteles, favelas, etc. El sueño de acompañar al Seleccionado argentino, hoy, se convirtió en una obligación.
No se puede fallar. Por esta razón, cada vez que el elenco Albiceleste se presentó en tierras cariocas, los hinchas argentinos rompieron con todos los récords de convocatoria. Según las autoridades brasileras unos 80 mil hinchas argentinos coparon Sao Paulo. Por ello, el gol de Di María fue el mejor regalo para ese hincha que deja la piel y el corazón en cada cántico, cada bandera o cada camiseta.
Y está gritando un hincha de River abrazado con una Boca. Aparece una bandera del movimiento Evita y nadie la mira de reojo. Juega Argentina y no existen diferencias sociales, económicas, étnicas. Nada. Sólo existe un grito de corazón y es Argentina. Pasa un papá con la cara pintada y su hija de no más de tres años en sus hombros. Se encuentra con una abuela que tiene la camiseta de Argentina y canta sin césar “Brasil decime que se siente… ”.
Enfrente está acampando un grupo de amigos de La Plata y como si fueran hermanos, una camiseta del Pincha salta a la par de una de Gimnasia. Argentina puede todo. No hay diferencias. Son 120 minutos en que la pasión no tiene fisuras. Y eso solamente lo genera la selección argentina de fútbol.
Gol de Di María. Y estallan millones de lágrimas. Miles de hinchas no pueden cantan, lloran. Las lágrimas son ilimitadas. Por sus corazones pasan recuerdos imborrables. Desde el amigo, papá, mamá o hermano que quedó en la Argentina. Hasta el día que le pegó por primera vez a una pelota de plástico o de trapa. Una promesa, dos promesas y cientos de oraciones pidiendo un regalo desde el cielo. Para muchos, la mayoría, lo que se vivió en Sao Pablo fue un milagro. Y vaya si fue una ayuda divina. Es momento de disfrutar. Argentina sigue con vida y el próximo destino dice: Brasilia.
Un hormiguero Argentino
La mayoría de los argentinos que llegaron hasta Sao Paulo tuvieron albergue tanto en el autódromo Interlago o el sambódromo, cuya ubicación se encuentra a unas 40 cuadras del centro de la Fan Fest. El día arrancó temprano, cerca de las 7.30, ya se podían ver muchísimas camisetas argentinas por todas las calles de la ciudad. Cerca de las 10.30 el predio de la FIFA ya estaba lleno en un 60 por ciento. A la hora del partido, no entraba ni un alfiler. Más de 25 mil personas siguieron las acciones del encuentro y explotaron de felicidad en los últimos minutos del suplementario.
Mendocinos presentes
Como sucedió en cada presentación del elenco de Alejandro Sabella, cientos de mendocinos se hicieron presentes en Sao Paulo. Camisetas y banderas del Cicles Club Lavalle, Huracán Las Heras, Deportivo Maipú, Independiente Rivadavia, Godoy Cruz, Pacífico de Alvear, Gimnasia, Talleres y hasta una del Club Empleados de Comercio. Así es el fútbol. Acá no existe rivalidad. Gol de Di María y camisetas de la Lepra se funden en un abrazo con una del Tomba y una de Maipú. No existen variedades de colores, sólo dos: el celeste y el blanco. Admirable.
Los trenes, el medio preferido
Los argentinos adoptaron en Rio de Janeiro el subte como su medio de transporte preferido. En Sao Paulo fue el tren. El valor de 3 reales (15 pesos) es lo más económico. En la jornada de ayer, antes y luego del partido cada vagón de los trenes brasileños de Sao Paulo fue una verdadera murga argentina. Cánticos y bailes por doquier, lo que despertó la admiración de todos los brasileños, que no se cansaron de filmar, sacar fotos y tararear las canciones argentinas.
La reventa: capitulo IV
Otra vez fue la vedette de la presentación argentina. Cerca de 20 mil argentinos estuvieron dentro del Arena Corinthians. Unos ocho mil hinchas, compraron su entrada en la reventa. Los valores: desde 1000 dólares hasta 1800. Una locura por donde se lo mire o analice. Cerca de las 8.30 llegó al Sambódromo un ciudadano cordobés a ofrecer un ticket categoría 1 a 1600 dólares. Tras la negativa de varios argentinos, la entrada bajó 300 dólares. Sin embargo, es tanto el malestar que existe por el tema de las entradas, que muchos terminan insultando y escrachando a los revendedores.
El sambódromo una fiesta
Más de 5 mil argentinos se instalaron en el Sambódromo a la espera del encuentro ante Suiza. Desde todos los rincones del país llegaron hasta Sao Paulo. En la previa del encuentro, una verdadera fiesta se armó en la playa de estacionamiento del Sambódromo.
Malabares, grupos de cumbia, elencos folclóricos, campeonatos de fútbol-tenis, asados, fideos, pizzas y torneos de truco fueron algunas de las actividades que realizaron los argentinos. Para destacar, la seguridad en el predio, ya que cuando un argentino quería salir a realizar algún tipo de compra, la policía aconsejaba no salir caminando y sugería pedir un taxi, ya que la zona está catalogada como muy insegura.