Un giro cultural y social

Un giro cultural y social
Un giro cultural y social

El movimiento conocido como Mayo Francés comenzó en realidad en EEUU a principios de los ’60, se expandió por Europa y acabó con la Primavera de Praga y el Cordobazo en Argentina. Con “la imaginación al poder”, estudiantes y obreros se lanzaron a la calle para reclamar un cambio en el orden establecido.

“Corre camarada, deja el viejo mundo detrás tuyo”, escribían en 1968 los manifestantes en las paredes de la Universidad de la Sorbona en París.

Cincuenta años después, esa época sigue estando asociada a un importante cambio cultural y social, a veces cuestionado.

“Mayo del 68 fue un gran avance democrático y liberal -en el sentido político y cultural de la palabra: se atacó la discriminación en todas sus formas”, explica Henri Weber, un ex manifestante y ex líder de la Liga comunista, que se convirtió en senador y diputado europeo en las filas socialistas. “Fue también un gran empuje hedonista, contra el puritanismo y la moral rigorista”, añade Weber. “Se refutaron todas las formas de ejercicio autoritario del poder, no la autoridad sino el autoritarismo”, apunta.

Porque en la Francia del general De Gaulle, a pesar de la ola “yeyé” entre los jóvenes “baby boomers”, la sociedad sigue siendo “tradicionalista, rigorista y represiva”. “En el 68, la juventud se libera de esa camisa de fuerza”, dice Weber.

El movimiento abarcó varios países. Comenzó en Estados Unidos a principios de la década de 1960 y culminó con la oposición a la Guerra de Vietnam. En Europa del Este hubo un rechazo al comunismo soviético. Praga vivió en 1968 una breve “primavera”.

Onda expansiva

Pero en Francia, Mayo del 68 tuvo una importancia particular, con entre 8 y 11 millones de huelguistas, manifestaciones estudiantiles y barricadas en el corazón de París. Y la onda expansiva de ese movimiento se sintió en los años posteriores: “En los diez años que siguieron se pasó de una ‘izquierda generalista’ a ‘izquierdas especializadas’: feminista, homosexual, ecologista, regionalista, anticonsumista, etc.”, explica  el historiador Pascal Ory.

La socióloga Julie Pagis subraya los avances en los derechos de las mujeres. “A partir de la década de los 70, como herencia de los eventos de Mayo 68, hubo un auge de los movimientos feministas. Estas movilizaciones cambiaron radicalmente los derechos de las mujeres, sobre todo con la ley” de 1975 que legalizó el aborto, señala.

El cuestionamiento del orden establecido provocó también cambios en la educación, “reproductora de desigualdades”. “Gracias a Mayo del 68 hubo una importante evolución del sistema universitario y pedagógico. Antes, en las universidades las clases se impartían en grandes anfiteatros y solo el profesor tenía la palabra, después se introdujeron clases más pequeñas donde los estudiantes podían participar. Es un logro extremadamente fuerte que se pensaba que nadie cuestionaría”, afirma Pagis.

El filósofo Luc Ferry estima también que el 68 preparó el terreno al capitalismo. “El movimiento no estaba en contra de la sociedad de consumo, pero a favor de ésta”, estima, citando algunos de los eslóganes de la época: “Disfrutar sin obstáculos”, “Bajo los adoquines, la playa”... “Había que destruir los valores tradicionales para que el capitalismo globalizado floreciera”, señala.

“Lo que ha sucedido en muchas de nuestras sociedades desde entonces se produjo en contra de Mayo del 68. El individualismo democrático de izquierda, que de ninguna manera se oponía a lo colectivo, se volvió conservador-liberal después del colapso de la utopía comunista... Cuando se desvanece la representación de una sociedad alternativa, te repliegas sobre ti mismo”, concluye.

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