Un gesto de madurez dirigencial

La actitud con que los sectores políticos están tratando la pandemia, nos da esperanzas de que este gesto continúe al finalizar el estrago.

Un gesto de madurez dirigencial
Un gesto de madurez dirigencial

El flagelo del coronavirus pone a prueba por estos días la vocación de respeto y apego a las normas por parte de los argentinos. Un virus que en muy pocos meses puso en jaque al mundo, sin que haya aún una estimación certera de las consecuencias globales en vidas humanas y efectos económicos, obligó a las autoridades de turno a priorizar la protección de la gente con disposiciones extremas que, de acuerdo con el criterio de muchos especialistas escuchados en estos días, impediría que el Covid-19 dejara entre nosotros consecuencias en materia de salud tan penosas como las que se registran en otras zonas del mundo.

En este contexto, una primera reflexión nos lleva a destacar el consenso político observado a partir de la decisión presidencial de priorizar los efectos de la pandemia en el país. Un gesto de madurez de la totalidad de la dirigencia que le permite a ésta dejar de lado diferencias ideológicas y de gestión para la toma de decisiones rápidas a las que obliga la realidad sanitaria.

El gesto es mucho más destacable entre los dos sectores ampliamente mayoritarios de la vida política nacional, lamentablemente distanciados al extremo como consecuencia de la ya popularizada grieta que nos divide a los argentinos. Esta es, por lo tanto, una muy alentadora excepción.

Como correlato de esta madurez política surge un fortalecimiento institucional que también llama a ilusionarse con una imagen futura más próspera de la Argentina.

Por añadidura, superada esta instancia la clase política estará en condiciones de evaluar con altura y seriedad la calidad del servicio de salud que se presta a la sociedad, que se pone a prueba ante esta emergencia y que tiene como sustentación, más allá de aspectos presupuestarios y de infraestructura, la capacidad y honestidad intelectual y profesional de la comunidad médica y de enfermería del país.

Previo a las condiciones a que condujo el avance del coronavirus, la Argentina se encontraba políticamente detenida, como si le resultara muy difícil marchar hacia adelante, sólo subsumida en la cuestión de la deuda externa pero sin ningún plan a futuro que convocara la voluntad de la sociedad trás un objetivo común.

Además la grieta se mantenía igual o peor que siempre con las eternas divisiones que en nada contribuyen a la solución de los problemas, sino que más bien la obstaculizan.

Ahora, que estamos en momentos muy difíciles, la dirigencia parece haber reaccionado y ante el enemigo invisible común, todos han coincidido en colaborar sin poner condiciones interesadas.

En ese sentido, esta experiencia puede ser un buen ejemplo de conductas que se deberían seguir luego de derrotada la pandemia, para que de ese modo la Argentina se encuentre con un destino y con un proyecto que hace mucho tiempo viene buscando sin poderlo encontrar o fracasando en los intentos.

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