Argentina fue el primer país de las Américas en utilizar una sola dosis contra la hepatitis A en niños de 1 año, una decisión innovadora reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) dados los resultados que aún hoy -13 años después de incluirse en el calendario- se mantienen. “Entre 2003 y 2004 tuvimos un brote con más de 43.000 casos y, después de la introducción de la vacuna, en 2005, la circulación viral en el país disminuyó dramáticamente. Hoy tenemos menos de mil casos por año en total en adultos y niños”, sostuvo el responsable del Programa de Vacunas del Ministerio de Salud de Argentina, Cristian Biscayart.
La decisión resultó innovadora porque hasta el momento de la introducción de la vacuna, los países utilizaban un esquema de dos dosis. “Pero Argentina no contaba con los fondos para financiar ambas dosis, por lo que decidió incorporar sólo una para hacer frente al brote y a los numerosos trasplantes hepáticos en niños, derivados por la enfermedad”, recordó la médica pediatra hepatóloga Margarita Ramonet, ex presidenta de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
“La medida de una dosis nos sorprendió, pero acordamos con el Ministerio que realizaría un monitoreo de los resultados de la implementación para verificar la efectividad de la medida", señaló Ramonet. Los trabajos de seguimiento mostraron resultados inéditos: la cantidad de casos bajó un 88 por ciento y la hepatitis A dejó de ser la primera causa de hepatitis fulminante y de trasplante hepático en los niños del país.
“Ahora volvimos a estar en línea con las estadísticas internacionales y, a partir de la estrategia, se usaron los órganos para las personas que realmente lo necesitan y no para pacientes con una enfermedad prevenible que no tienen por qué llegar a esta situación”, agrega.
Los resultados fueron presentados en 2012 al Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico sobre Inmunización de la OMS (SAGE, por sus siglas en inglés), que publicó un documento de posición en el cual recomienda la integración de esta vacuna a los calendarios nacionales de vacunación para los niños a partir del año con una dosis única. El respaldo motivó que países como Colombia y Brasil incorporaran la estrategia.
Sin trasplantes, más ahorros
El escenario también cambió radicalmente en los hospitales pediátricos. Este es el caso del Garrahan, el principal centro de salud infantil del país. “En aquellos años, vimos que los casos que derivaban a graves venían creciendo. En el 2004 hubo 25 pacientes con hepatitis A fulminante y la mayoría fueron trasplantados. Allí fue cuando comenzamos a discutir con el Gobierno qué se podía hacer y se decidió incorporar la vacuna. A partir de su implementación, desaparecieron los casos de hepatitis A fulminante en niños que debían ser trasplantados”, relató el jefe del Servicio de Trasplante Hepático del Hospital Garrahan, Oscar Imventarza.
“Ahora volvimos a estar en línea con las estadísticas internacionales y, a partir de la estrategia, se usaron los órganos para las personas que realmente lo necesitan y no para pacientes con una enfermedad prevenible que no tienen por qué llegar a esta situación”, añadió el jefe del servicio en relación al efecto causado por la vacuna, la cual es adquirida por el país a través del Fondo Rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), un mecanismo que ayuda a los países a comprar dosis a menores precios.
El impacto también fue económico -subrayó Ramonet, de la SAP- ya que la eliminación de trasplantes y la disminución de casos trajo aparejado un importante ahorro para el sistema de salud. Sólo un trasplante de hígado cuesta unos 40.000 dólares, según establece el trabajo Impacto de la estrategia de inmunización de monodosis contra la hepatitis A en Argentina, publicado por la Revista pediátrica de enfermedades infecciosas, perteneciente a la Sociedad Europea de enfermedades infecciosas pediátricas.
Incrementar las coberturas
Médicos y funcionarios admiten que las coberturas que las vacunas alcanzan en la población “no son las ideales”, no sólo contra la hepatitis A, sino también en otras aplicaciones del calendario. De hecho, expertos de los países de las Américas y de la OPS se reunieron recientemente en Buenos Aires para analizar una nueva estrategia regional que permita incrementar las coberturas en las grandes ciudades.
“En el caso de la vacuna contra la hepatitis A, las coberturas lograron prevenir brotes y detener la transmisión del virus”, por lo que resulta clave mantener altos los niveles de vacunación en la población, comentó Biscayart, a cargo del Programa de Vacunas de Argentina, que cuenta con 19 aplicaciones en su Calendario que se dan de forma gratuita en los centros de salud del país.
A nivel regional, además de Argentina, otros 9 países vacunan contra la hepatitis A (Brasil, Canadá, Colombia, Chile, Estados Unidos, México, Panamá, Paraguay y Uruguay). Según el nivel de infección en sus territorios, algunos vacunan en forma rutinaria a la población infantil y otros a los grupos de riesgo. La OPS alienta a los países a realizar estudios epidemiológicos y de costo-efectividad para la posible introducción de la vacuna contra la hepatitis A, en función de sus prioridades de salud pública.
En aquellos centros donde día a día cientos de profesionales de la salud explican a padres y madres como Candela por qué es importante la vacunación, queda demostrado que la inmunización es un acto de amor que protege, previene enfermedades y salva vidas.