La excursión de River por Medellín dibujó una sonrisa en la cara de Marcelo Gallardo. Porque la final de ida ante Atlético Nacional fue 1-1 y el título quedó en la puerta de entrada del Monumental, donde el próximo miércoles se jugará la revancha. Aunque no corre la regla del gol de visitante, River se llevó un empate con sabor a triunfo gracias a un golazo de Leonardo Pisculichi.
De sacarse espinas se trata esta Copa Sudamericana para River. Frenó la hemorragia el equipo de Marcelo Gallardo en el cruce con Boca en las semifinales y en Medellín buscaba dar el primer paso para cerrar la herida. Desde la Supercopa 97 que el Millonario no logra un título internacional; la última final que había jugado fue en 2003, por el mismo torneo, y Cienciano de Perú fue su verdugo. Esta vez es Atlético Nacional el que intentaba borrarle la sonrisa a River.
Un Atanasio Girardot repleto recibió a los equipos. Claro que en Medellín la euforia no es menor que en Núñez. Los colombianos también quieren cerrar una herida, la que les dejó San Lorenzo en 2001. El local saltó al campo de juego ante el estruendo de la multitud y en los primeros minutos fue el que dominó el partido y contó con las mejores situaciones.
Con un 3-4-3 muy ofensivo, Cardona como organizador y Berrio y Copete en los laterales, Atlético Nacional arrinconaba a un River inofensivo que jugaba cada vez más cerca de Marcelo Barovero. A los 5, Cardona probó con un tiro libre que el arquero no pudo controlar y después lo salvó el palo. A los 9, desbordó Copete por izquierda y Ruiz -el centrodelantero- no llegó a conectar el centro. Ponzio se cargaba de faltas, Mammana y Vangioni no cerraban sus laterales. Pisculichi no entraba en contacto con la pelota. Mora y Teo Gutiérrez jugaban muy lejos de sus compañeros y River la pasaba mal en Medellín.
Después de los 25, el local bajó la intensidad. Pero a River le costó manejar la pelota. Solo un error en la línea de tres de Atlético Nacional podía dejar de cara al gol a un jugador visitante. Y el error llegó a los 31, pero el zurdazo de Vangioni se fue apenas al lado del palo izquierdo del arquero Franco Armani. Con River animado en ataque, llegó lo mejor de Atlético Nacional...
Porque enseguida, a los 34, Cardona le metió un pase mágico a Berrio que le ganó la espalda a Vangio y se fue solo para el arco de Barovero. Sacó un derechazo cruzado imposible para el arquero, que pegó en el palo y se metió para el 1-0, y para que el estadio explotara en un grito de gol. Cuatro minutos más tarde, otra vez Berrio se fue por derecha en el hueco que dejaban Vangioni y Funes Mori. Pero esta vez el derechazo furioso encontró las manos de Barovero, que salvó a River de irse al descanso con una desventaja mayor.
El segundo tiempo fue otro partido. Primero porque Bernal dejó la cancha lesionado y en su lugar entró Guerra, por lo que Atlético Nacional ya no tenía tan claro aquello del 3-4-3, sino que Guerra iba a jugar como un lateral izquierdo adelantado. Pero además, desde el principio de la etapa final se notó que al local ya no le daban las piernas. Como si el entretiempo hubiese sido un desgaste en vez de un descanso. Al minuto, Teo le metió una pelota bárbara a Sánchez que se filtró en el área, pero su zurdazo quedó en el pecho de Armani. A los 4, Pisculichi, con un tiro libre, hizo volar al arquero.
Estaba claro que River estaba cerca del empate. Por actitud, por piernas y por juego. Atlético Nacional ya no tenía la pelota. Entonces el entrenador Juan Carlos Osorio mandó a la cancha a Sebastián Pérez y sacó a Copete. Perdió un delantero y también peso ofensivo. Aunque a los 17, Pérez metió una palomita al travesaño tras un centro de Berrio que despertó al Atanasio Girardot.
Sin embargo, River logró el empate porque otra vez su mejor futbolista le sacó brillo a su botín izquierdo y clavó el 1-1. Pisculichi pescó una pelota perdida y le dio de zurda desde unos 25 metros. Contó con la reacción tardía de Armani, pero su remate picó y se metió contra el palo derecho del arquero. El empate en Medellín era una victoria de cara a la revancha para River.
Se vio obligado el local a ir a buscar un triunfo que no iba a llegar. Casi no le hizo cosquillas a Barovero. Y Gallardo aprovechó para poner a Cavenaghi primero (por Mora) y a Kranevitter después y River se trajo un empate con sabor a victoria de cara a la revancha del próximo miércoles en Buenos Aires, donde un Monumental repleto estará listo para festejar.