Más allá del final polémico, la primera final de la Copa Conquistadores de América fue un lujo. Jugaron los dos mejores equipos de nuestro continente y ambos regalaron un hermoso espectáculo.
En líneas generales, el primer tiempo fue parejo. De rachas positivas. Comenzó mejor el Matador, aunque se mostró errático en los primeros pases.
Pero con el tanto de Koltes le regaló el balón y el protagonismo a Barrancabermeja, que nunca perdió la paciencia y mostró un toque exquisito, con rotaciones precisas.
Mientras el quinteto de Robledo apostó por la marca individual y casi que jugó de contra. Promediando el PT, la visita encontró la igualdad a través de una pelota parada.
De inmediato, recuperó el balón y construyó una jugada a tres toques que despertó los aplausos del público mendocino: Pinilla empujó el balón en la línea del arco. Golazo.
Robledo pidió minuto, movió las piezas y volvió al campo Koltes. De esta manera, Talleres recuperó el protagonismo y en un contragolpe que nació en la mitad de la cancha, Martín Páez, se sacó de encima un rival con una gambeta perfecta y fusiló para el 2-2.
En el complemento, la historia fue similar. Talleres se mostró firme en defensa personal y el conjunto de Barrancabermeja fue el que tuvo el control casi absoluto del balón.
Sobre el final del partido llegó lo más emocionante. Pinilla armó un jugadón individual, remató, atajó Pérez pero en el rebote, Murillo no pudo empujar.
Respondió Talleres con Nico Páez, que sacó un remate que rozó el travesaño. Se moría el juego, quedaban 7’’ y Talleres tuvo un lateral.
Sacó Koltes para el portero Pérez, quien se la devolvió al jugador del Jockey, pero perdió la pelota ante Pinilla, quien sacó un hermoso remate desde casi la mitad de la cancha y por arriba de Pérez.
¡Golazo! pero, desde la mesa de control informaron que el tiempo había finalizado.
Grave error. Por eso fue necesario revisar la jugada con la tecnología y así se determinó el 2-2 final. La revancha se jugará el próximo martes en tierras cafeteras.