Un docente y un alumno, intoxicados por compañeros

Ocurrió en una escuela de Las Heras. Los adolescentes quisieron hacerles “una broma” y le agregaron un ansiolítico a una gaseosa.

Un docente y un alumno, intoxicados por compañeros
Un docente y un alumno, intoxicados por compañeros

El caso del profesor envenenado y luego denunciado por supuesto abuso sexual en Buenos Aires tuvo su versión mendocina, aunque con algunas variantes. En estas tierras, un alumno y un docente fueron intoxicados por otros estudiantes con ansiolíticos en la escuela Antonio Gurgui, de Las Heras.

Aunque el caso ocurrió el 18 de noviembre, tomó trascendencia ayer cuando fue publicado por el diario El Sol. Al parecer, alumnos de 15 años que cursan segundo año de esta escuela técnica quisieron hacerle “una broma”. Mientras tomaban clases en un taller, uno de los chicos habría colocado unas gotas de Clonazepam en una gaseosa. Sedientos, el estudiante de 15 años y el docente bebieron y sufrieron una descompostura luego de desmayarse.

Una vez consumada la “broma” que los padres del niño perjudicado consideran un acto de bullying, una ambulancia debió asistir al maestro y al chico en la escuela.

Los padres del alumno intoxicado decidieron radicar una denuncia, por lo que la Justicia ya investiga lo sucedido. Dijeron no haberse sentido acompañados por los directivos del colegio, aunque, finalmente, la directora del establecimiento reconoció que la situación existió: “Estaban los chicos en su horario de taller. Ahí algunos pusieron unas gotitas de Clonazepam en una gaseosa. En un momento la tomó un docente y uno de los compañeros de los chicos”.

“La directora se enteró de esto a partir de una preceptora que fue y planteó que un chico no se sentía bien y tampoco un profesor”, reconoció en diálogo con Canal 9 la titular de la Dirección de Orientación y Apoyo Interdisciplinario a las Trayectorias Escolares, María Rosa Sfeir. Y siguió: “Ahí fue cuando la escuela llamó inmediatamente al SEC”. La funcionaria se encargó de aclarar que “fueron sólo algunos que estaban en el taller” los que ejecutaron la idea.

Ante la comprobación de los hechos, el Consejo de Convivencia Escolar resolvió que los responsables dejen de asistir a la escuela durante los próximos días. Sólo concurrirán a llevar tareas o a rendir exámenes.

“El más afectado fue mi hijo por ser menor de edad, porque quedó con temor. A los dos días ya no quería ir a la escuela. Se organizó solamente para ir a rendir. Tomamos, como padres, la decisión de que sólo vaya a rendir los trimestrales, porque gracias a Dios él ya pasó de año”, contó indignado por TV Ernesto Pereyra, el papá del chico intoxicado. Y agregó: “Ahora estamos viendo la posibilidad de cambiarlo de escuela, porque el niño ya no quiere volver porque recibió agravios verbales de sus compañeros”.

Luego el hombre detalló cómo fue que su hijo bebió el líquido con ansiolíticos: “Como hacía mucho calor ese día, junto con el profesor tomaron la decisión de juntar dinero y comprar una gaseosa. Lo que les resultó raro es que sus compañeros tardaran en regresar con la bebida. Porque cuando ellos llegaron, ya venían con el vaso servido, entonces ahí le dieron de beber al profesor y a mi hijo. Cuando mi hijo veía desvanecerse, observó que un grupito de sus compañeros se reía. Después ya no se acuerda qué sucedió; lo mismo ocurrió con el profesor”.

Agresión, no broma

Nancy Caballero, psicóloga y psicopedagoga, consideró que lo ocurrido en la escuela de Las Heras -al igual que lo que pasó en Buenos Aires- es un claro caso de agresión. La especialista resaltó que aunque los adolescentes puedan manifestar que se trató de una broma, no tuvieron en cuenta las consecuencias que su acción podía tener en la vida y seguridad de otras personas, como en la propia. Esto, porque si el profesor o su compañero hubieran terminado en terapia intensiva o fallecido a causa de lo que les administraron, hubieran tenido que afrontarlo por el resto de sus vidas.

Caballero señaló que, por tratarse de chicos de 14 o 15 años, tienen ya la capacidad de distinguir lo que está bien y lo que está mal. Y subrayó que, si hubo tres involucrados, aunque uno de ellos no hubiera sido consciente de que estaban jugando con la salud de otros, los dos restantes tampoco pensaron en que podían causar algo irreversible (llegar incluso a provocar la muerte de otra persona).

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