Un docente difícil de igualar

Sin confirmación oficial, parece concluir el ciclo del Maestro Tabárez en la Celeste. Es venerado por sus jugadores y todo el país.

Un docente difícil de igualar
Un docente difícil de igualar

A los 71 años, el técnico de Uruguay, Oscar Washington Tabárez, no pierde la capacidad de soñar. “Hoy lo único que se terminó es un sueño.

Después vendrán partidos de preparación, la Copa América, otras eliminatorias. Otros sueños”, declaró Tabárez tras la derrota ante Francia.

Se quede o se vaya, este ex jugador y ex maestro de primaria ya tiene un legado difícil de repetir tras haber sorteado como mínimo la fase de grupos en los cuatro mundiales en los que participó con Uruguay.

En uno llevó al equipo a las semifinales y en otro a los cuartos de final. Es venerado por los jugadores y por el país entero. Los expertos se preguntan si pueden trasladar su modelo de conducción a otras esferas. Su programa de trabajo es admirado en todos los rincones del planeta.

Su aspecto frágil, producto de un trastorno neurológico que reduce su capacidad de movilizarse y hace que use un bastón o incluso una silla de ruedas, genera a veces conjeturas de que no seguirá. Tabárez, no obstante, asegura que sus problemas de salud no le impiden funcionar a plenitud.

“No convivo con ningún tipo de dolor. La neuropatía me causa problemas motrices, sobre todo en la marcha. Como es una enfermedad crónica, a veces estoy un poquito mejor y a veces hay ciertas situaciones”.

Una imagen en la que se lo ve tirando la muleta para festejar el primer gol anotado por Uruguay en el torneo, ante Egipto, es uno de los momentos más emotivos en lo que va del Mundial.

En el 2006, Tabárez puso en marcha un proyecto que recogía todas sus experiencias. Además de dirigir a Uruguay sacó campeón a Peñarol y Boca Juniors, condujo a clubes como Cagliari y Milan, y fue funcionario de la FIFA. Su programa se fijó lo que él describe como metas realistas para un país pequeño como el suyo, con una infraestructura futbolística modesta.

La falta de infraestructura la compensó con organización y entrega. Los pilares de su trabajo fueron el respeto, la franqueza, la humildad y el sentido de equipo.

Inculcó esos valores a todos los niveles, desde las categorías juveniles, y hoy los jugadores de Uruguay parecen todos sacados del mismo molde. Y Uruguay, que supo ser sinónimo de juego sucio, es la selección más limpia del torneo.

Uruguay fue dos veces campeón mundial, en 1930 y 1950, pero a partir de allí fue perdiendo brillo en el firmamento.

Aunque no lo confirmó, se cierra el ciclo

El estratega no quiso responder la pregunta que todo el mundo le quería hacer: ¿seguirá al frente del equipo?

Oscar Washington Tabárez sostuvo que con la derrota  venció su contrato  y que su continuidad es algo que está en manos de los dirigentes. A él, señaló, nunca le gustó “hacer lobby”.

Fiel a sus principios pidió no dramatizar y valorar la participación de Uruguay en el Mundial de Rusia “en su justa medida”.  Tomar en cuenta “donde estuvimos, de lo que participamos.

Hoy perdimos y perece que los cuatro partidos consecutivos que ganamos ya no sirven. El solo hecho de participar ya es importante. No es fácil”, valoró.

“En algunos momentos el mundo reconoció ciertas cosas, porque sabe lo que somos como país, sobre todo en el aspecto demográfico. Algunas cosas nos cuestan más que en otros lugares, como Francia, Alemania, Inglaterra”, concluyó.

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