Hacia Punta Ninfas se encuentra El Pedral, un hermosos predio con una bella casona que data de 1923, cuyo diseño y materiales fueron traídos desde Europa junto con el mobiliario. Por aquellos días el gobierno entregaba parcelas para la cría de ovejas y la rebelde Patagonia reservaba más de una angustia a sus pobladores. La adversidad del clima, la inaccesibilidad a los poblados más cercanos, y la más cruenta soledad, entre ellos. La sal y la lana eran exportadas al exterior desde Madryn.
Hoy la casa se conserva en perfecto estado, con los muebles originales y cada pared está revestida con fotografías de diversos momentos de los siglos XX y XXI. Esto da un parámetro al visitante de las inhóspitas tierras que pisa. El Pedral además cuenta con algunas habitaciones para hospedar a los huéspedes que anhelan un auténtico contacto con la naturaleza y un trato personalizado, cordial y familiar.
U$S 250 la noche, all inclusive). Pero además invita a los turistas a pasar un día de campo, con cordero al asador, verduras y panes caseros todo regado con vinos mendocinos. Además de poder disfrutar de las instalaciones -incluyendo la piscina- durante una jornada, se realizan caminatas hacia la pingüineras del sitio, otra que tomó relevancia en los últimos tiempos y que cada vez cuenta con más familias de pingüinos en las onduladas costas pedregosas.
Un plan perfecto para una jornada que incluye traslado desde Madryn, interacción con flora y fauna local, aquí además de pingüinos se ven ballenas y orcas hacia el verano, con mimos de los anfitriones que no escatiman en hacer sentir como en casa a sus invitados. (Día de Campo $ 1.200).