Entre muchas notas destacadas a lo largo de una brillante trayectoria en las canchas, Juan Román Riquelme escribió una de las más polémicas cuando hace 19 años, en tiempos de discrepancias con Mauricio Macri remedó al "Topo Gigio" en plena Bombonera.
Y no fue en un partido corriente, por cierto, fue en medio de un Superclásico y tras convertir el segundo gol de un 3-0 a favor del "xeneize" al recibir el rebote en el arquero Franco Costanzo, de un penal que él mismo había ejecutado.
Eran aquellos días gloriosos para Boca y brumosos para un Riquelme en su apogeo, que había brillado incluso en la conquista de la Copa Intercontinental frente al Real Madrid en Tokio y sin embargo tenía un contrato módico.
En esas circunstancias pidió una renovación que se correspondiera con su gravitación en el equipo, pero Macri, por entonces titular del club de la Ribera, declinaba acceder y a la vez enfriaba las negociaciones de una venta al exterior que se veía muy posible.
De hecho, el propio director técnico de aquel Boca multicampeón, Carlos Bianchi, había formulado declaraciones del tipo "Román es el mejor y necesita salir a Europa".
Así llegó el Superclásico del 8 de abril de 2001 por la décima fecha del Torneo Clausura.
Boca ganaba 1-0 gracias a un golazo de Hugo Ibarra, cuando a los 27 minutos del segundo tiempo Costanzo cometió penal en perjuicio de Clemente Rodríguez.
Acaso demasiado anunciado su remate, Riquelme permitió el despeje del arquero, pero dispuso de la fortuna de que la pelota quedara servida para su cabezazo al gol, tras lo cual desistió de celebrar con sus compañeros y corrió presto hacia la altura del medio campo, de frente al palco oficial.
Y ahí, de forma inesperada, llevó las manos hacia las orejas en evidente alusión al "Topo Gigio", marioneta italiana creada hacia 1959 y de enorme trascendencia en la televisión argentina desde 1968 hasta entrados los años '80.
No tan manifiestas eran las motivaciones del gesto, pero la sensación térmica de esos días y el registro mayoritario de la comunidad deportiva lo interpretó como una expresión de ironía y firmeza destinada a Macri.
El partido terminó 3-0 y Riquelme explicó después: "Grité el gol por nada en especial, solo que a mi hija le gusta el Topo Gigio y nada más". Pero nadie le creyó.