La muerte de Eva Perón con apenas 33 años fue un shock para todo el país y el mundo. Fue un 26 de julio de 1952 y su fallecimiento se convirtió en uno de los hechos de masas más importantes de la historia argentina
"Dejó de existir Eva Perón, jefa espiritual de la Nación", fue el título con el que Los Andes encabezó el diario del domingo 27 de junio, con una foto de Evita en el centro más varias notas con la cobertura periodística, con la disposición de duelo nacional por parte del Poder Ejecutivo, más la consternación pública que causó su fallecimiento.
La enfermedad de Evita comenzó a evidenciarse en enero de 1950, cuando fue operada de apendicitis. Allí se detectaron los primeros síntomas del cáncer que la aquejaba, según relataron los médicos Oscar Ivanisevich y Abel Canónico.
El propio Juan Domingo Perón narró que un día antes de morir, Evita le dijo en un susurro que salía de su cuerpo ganado por la metástasis: "No abandones nunca a los pobres, Juan, son los únicos que saben ser fieles".
"Cumple la Subsecretaría de Informaciones de la Nación el penosísimo deber de informar al pueblo de la República que a las 20.25 horas ha fallecido la señora Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación", puntualizó un comunicado.
Se declaró entonces un duelo que se extendió hasta el 11 de agosto, y hasta ese día no hubo funciones de cine, teatro, ni tampoco espectáculos deportivos, mientras las radios transmitían música sacra.
Los restos fueron velados primero en el Ministerio de Trabajo, y luego se trasladaron al Congreso, por donde desfilaron durante días ciento de miles de personas para despedir a la mujer que había entregado los mejores años de su vida a su tarea social y política.