La Selección estaba jugando mal y los ingleses habían avisado un par de veces. Por el sector derecho de la cancha ya se había escapado Owen y había metido una pelota en el palo.
El delantero británico estuvo intratable en el primer tiempo, cuando la selección inglesa logró mayor volumen de juego y tuvo una actitud más decidida de cara a buscar un resultado.
Y pasó lo que estaba escrito. La serie de pifios empezó en los pies de Placente. El defensor rechazó a medias y con dificultad dentro del área, la pelota le quedó a Owen y Pochettino lo derribó innecesariamente, porque el enganche hacia adentro del delantero del Liverpool podía ser neutralizado por Samuel.