No es casual que Alejandro Araya gane por segundo año consecutivo el premio al mejor jugador de vóleibol de Mendoza.
Tampoco lo es que en una vitrina de su casa se exhiban numerosos trofeos, distinciones y cuadros enmarcados con recortes de notas: “Me los junta Alejandra -su esposa-, ella se encarga de coleccionar las notas de los diarios”, desliza, mientras se prepara para reunirse con el plantel de Regatas, y aclara: “Estamos entrenándonos a full porque se reanuda el torneo, y no tengo mucho tiempo”. En los dos últimos años su rendimiento fue ideal. Por ello fue preseleccionado, sobre el filo del ‘97 a la Selección argentina, por Daniel Castellani.