Un deporte siempre a punto de explotar - Por Maxi Salgado

Los dirigentes suelen creerse dueños de los deportes y alimentan las revoluciones como único medio de cambios.

Un deporte siempre a punto de explotar - Por Maxi Salgado
Un deporte siempre a punto de explotar - Por Maxi Salgado

Como si fuera una macabra melodía de un disco que se rayó, año tras año, día tras día, se escuchan, en materia de fútbol, las mismas voces, las mismas argumentaciones, idénticas soluciones.

Desde hace un tiempo largo que venimos pidiendo que haya un trabajo de profesionalización de la dirigencia deportiva en el ámbito nacional, pero la dirigencia es política y como tal, siempre se imponen más los intereses que las habilidades.

“Si hoy me piden que regrese al mundo del fútbol, me convertiría en presidente de un canal de televisión, porque tendría más poder que el líder de la UEFA”, dijo Michel Platini esta semana rompiendo el silencio después de un tiempo de estar "castigado" para ejercer un cargo dirigencial. El francés trató, además, de “hombres de pacotilla” a toda la cúpula de la FIFA.

Y si esto pasa a nivel mundial, por qué esperar que en la Argentina la situación sea mejor. Es sí, distinta.

Esta semana volvió a tomar estado público una pelea intestina entre jugadores y dirigentes. En este caso en la selección argentina de hockey sobre césped masculino, como ya había ocurrido con las Leonas en algún momento, como pasó con la selección de básquetbol, como ocurrió con el equipo de vóleibol, como lo vivió la selección argentina de fútbol femenino. Y la lista sigue. La situación se ha tornado en rutinaria y por ende ya nadie la recuerda. Todo pasa rápidamente al archivo, un profuso archivo en el que se pierde porque la dimensión de lo guardado atenta contra la memoria.

"En unos días nadie se va a acordar de eso", es una frase que se comenta con asiduidad.

Como bien quiere dejar en claro Platini, desde hace un tiempo los dirigentes se han comido un personaje. Se sienten más importantes que los protagonistas. Buscan "hacer carrera" y se van colgando cucardas con el paso de los años, pero se olvidan que están ahí para darle transparencia y orden a la actividad. No recuerdan, o no quieren hacerlo, que los verdaderos protagonistas son los que están dentro de la cancha. Ellos son los dueños de los éxitos o de los fracasos.

En el caso del hockey, llamativamente hay un nombre que se repite. Un hombre que fue mencionado en aquella renuncia masiva de Las Leonas en julio del 2014, sí unos días después de que Messi y compañía había perdido la final del Mundial contra Alemania, cinco chicas -entre ellas la mendocina Silvina D'Elía- dieron un portazo por no ser escuchadas y por contrapartida ser obligadas a trabajar con técnicos con las que ellas no se sentían cómodas. En el medio sonó el nombre de Carlos Retegui.

El mismo "Chapa" hoy fue el detonante de la revolución de los muchachos. En concreto: los jugadores no toleraron que Carlos Retegui hubiera dicho en febrero que dejaba el equipo "por no poder comprometerse al 101% ", para después intentar volver como entrenador hasta el Mundial de India (de noviembre) y también en condición de head coach, o sea, de coordinador y planificador que no está en el día por día.

Todo, con el aval de Miguel Grasso, el presidente de la Confederación Argentina de Hockey (CAH) y su principal sostén. "Al DT le señalan malos manejos y algunos critican por lo bajo actitudes egocéntricas, que empezaron a restarle credibilidad frente al plantel y se agudizaron con la conquista de la medalla dorada en Río de Janeiro", aseguró un hombre que mucho conoce la interna.

Retegui es casi un gurú de la actividad. Un nombre que desde hace mucho tiempo y es un proceso lógico que su relación con los protagonistas se fuera deteriorando. Nadie duda de sus capacidades, pero así como alegremente se critica a los dirigentes cuando se eternizan en el cargo, también debería pasar con los técnicos, coachs o manager, porque todas esas funciones le fueron dando para que quedara siempre ligado a la Confederación Argentina. Pasaron los dirigentes y los deportistas, pero él seguía.

Hace un tiempo, de la mano del "Che" Scola (así lo denominaron sus compañeros) salieron a defender la Confederación Argentina frente a desmanejos financieros que se venían produciendo desde largo tiempo.

En el tenis, muchas veces ha ocurrido que la designación de un capitán ha despertado quejas desde todos lados. Uno puede recordar la carta firmada por una veintena de jugadores que derivó en la "renuncia" de Gustavo Luza. Esa misiva fue firmada en aquel momento por Coria, Nalbandian, Calleri, Chela, Zabaleta, Acasuso, Gaudio, Cañas, Rodríguez, Etlis, Arnold, Hood, Prieto (hoy entrenador de Delpo) y Martín García. Los jugadores pedían a un Mancini que finalmente los condujo a dos finales: 2006 en Rusia, 2008 en Mar del Plata.

Diez años después, fue Juan Martín Del Potro el que tuvo que recurrir a la misma receta para hacerse escuchar.

Casi siempre las revoluciones han sido saludables, aunque dejan una secuela que no es buena. Debería ser tarea de los dirigentes tener la sapiencia para no dejar que la sangre llegue al río. Mirar más puertas para dentro que para afuera.

Dejar de ser funcionarios de un canal de televisión como grafica Platini y convertirse en soldados de su actividad.

Es como que un presidente desconociera la opinión del pueblo, que es el que lo eligió para que le dé unas mejores condiciones de vida, aunque eso sea una quimera.

Hasta que no haya democratización del deporte, estamos siempre muy cerca de desbarrancar.

Los problemas se magnifican más o menos por la popularidad de los personajes, pero, ojo, que son muchas más las asociaciones que están a punto de explotar.

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