Los Juegos del Pacífico que se disputan en Papúa, Nueva Guinea, son testigos de uno de los hechos futbolísticos más curiosos de estos tiempos. En el certamen de fútbol, el equipo de Micronesia, una pequeña isla ubicada al noreste de la sede del torneo, fue vapuleado por tercera vez en el torneo y ya recibió 114 goles en apenas tres encuentros.
Esta vez fue humillado por Vanuatu por 46-0, en uno de los marcadores más abultados de la historia del fútbol internacional, y luego del partido su técnico le pidió ayuda a la FIFA para mejorar. En los dos encuentros anteriores había caído ante Fiji por 38-0 y contra Tahití por 30-0.
El director técnico australiano de Micronesia, Stan Foster, admitió que el de hoy (por ayer) fue un partido de “niños contra hombres” y pidió a la FIFA que reconozca al equipo oficialmente y le otorgue un ranking, lo que según él abriría la puerta a una asistencia técnica.
“Espero que la FIFA venga a Micronesia la próxima semana para una inspección y podamos afiliarnos a Asia”, dijo el técnico. “Si lo hacen, nos permitirá atraer asistencia técnica y todo lo que vendrá con ello. Será un gran envión”, señaló.
En la tercera jornada del Juego del Pacífico, Vanuatu (200 en el ránking de la FIFA) le propinó a Micronesia la mayor goleada en este certamen. El delantero Jean Kaltack marcó 16 goles y es el máximo anotador del certamen.
Los organizadores afirmaron que fue la victoria más abultada en la historia del fútbol internacional, superando ampliamente el triunfo de Australia por 31-0 sobre Samoa en 2001.
Pero Micronesia no es miembro de la FIFA y se trata de un torneo Sub-23 por lo que probablemente no entrará en los libros de los récords. La buena noticia para Micronesia es que los organizadores de los Juegos del Pacífico afirmaron que los invitarán para la próxima edición del evento, dentro de cuatro años.
No deja Suiza por temor a ser arrestado
Aunque el escándalo de corrupción en la FIFA dejó de estar en las primeras planas mundiales, la investigación continúa. Precisamente por esto es que varios de los involucrados optan por resguardarse y medir cada paso que dan. Un ejemplo de esto es Joseph Blatter, el presidente de la FIFA que llamó a un Congreso para elegir su reemplazante. Aunque aseguró no tener miedo al no haber pruebas firmes en su contra, reconoció que prefiere evitar salir de su país para no ser arrestado.
“No porque los estadounidenses tengan nada en concreto contra mí, sino porque causaría un gran revuelo público”, dijo Blatter en diálogo con el diario alemán Welt am Sonntag. Y añadió: “Hasta que todo se haya aclarado, no voy a correr el riesgo de viajar”. Mientras que respecto al escándalo, manifestó: “Estoy aquí para luchar, no para mí, sino por la FIFA. La crítica no me duele, lo que hace daño son las diatribas de odio. Envidia que se ha convertido en odio... Me temo que la gente quiere destruir la FIFA, que es mi producto”.
“Todo el mundo tiene miedo, por ejemplo de morir, pero no tengo nada que temer a la vista de mi trabajo en la FIFA. Después del tsunami, necesito un poco de tiempo de recuperación. La duda es uno de los mayores enemigos de un líder”. Asimismo, culminó: “No es mi intención de presentarme como candidato a presidente de nuevo”.