Alexis Tello (22) es volante y viene de familia futbolera. Como lo hicieron su padre, tíos y hermanos; él empezó a practicar fútbol en el club distrital Tres Esquinas antes de ingresar a la escuela primaria. Como era de esperar, su máximo sueño es ser jugador profesional, pero siempre lo vivió como una utopía. Hoy se anima a pensarlo como posibilidad: "hay compañerismo, estabilidad técnica... es tomarlo más serio", dice.
Las prácticas y clases técnicas cambiaron en este tradicional club sancarlino. Hay salidas al campo, caminatas, charlas motivacionales (algunas brindadas por jugadores de trayectoria), terapias psicológicas individuales y grupales, espacio para la relajación y técnicas de disciplina; que se aplican desde las inferiores hasta el equipo de primera.
“No más violencia” es el innovador programa que están aplicando los entrenadores y dirigentes en este distrito rural del Valle de Uco. Así buscan construir un “juego limpio”, ayudar al desarrollo personal de los jugadores y lograr que las canchas vuelvan a ser un lugar para visitar los domingos en familia.
También, apuestan a este camino y “buen clima deportivo” para quedarse con el campeonato local, cuya copa los viene evadiendo desde hace décadas.
"Tratamos de comprender el por qué de la violencia, dales contención y mostrarles que hay otras formas de actuar en equipo y, por qué no, de dar ejemplo al resto", dice orgulloso el DT, Juan Leguizamón. El entrenador trabaja desde hace meses en Tres Esquinas, junto a un equipo compuesto por un psicólogo, un médico y un preparador físico, que es un joven deportista, Guillermo Tapia.
Leguizamón es pastor de la iglesia del Ministerio Bautista Renovado y conoció los bellos parajes de Tres Esquinas "llevando la palabra de Dios". También se desempeña como orientador familiar y en algunos programas de Gobierno, que trabajan contra la trata y la violencia de género.
“Conocí el potencial de estos jóvenes y todo lo que pueden brindar, si se les da la contención que requieren”, sostiene el hombre, que viaja tres veces por semana desde Luján a San Carlos con su equipo. “Queremos dar gratis, lo que Jesús da gratis”, repite el DT.
Esta nueva “mirada futbolística” está a tono con un fuerte resurgimiento que está viviendo este club distrital. En su larga historia de 78 años (los cumple en noviembre), tuvo épocas de luz y de sombras.
Cuando la actual presidencia -de Héctor López y Ricardo Bermúdez- llegó al club, hacía dos años que tenía sus puertas cerradas. Desde entonces, abrió su gran portón gris y ya no se detuvo el movimiento. Por día, pasan unas 200 personas por el lugar, que no es poco dado que se trata de una zona rural y bastante alejada del centro sancarlino.
Don Héctor y todo su equipo de laburantes comprometidos se orgullecen cuando enumeran los servicios que presta el club. “Jockey, básquet, handbol, voley, gimnasia artística y las clases de zumba, que nuclean a unas 50 mujeres”, replican.
“Es una maravilla, ver cómo ha crecido este lugar. Ver cómo saca todos los días a los chicos de la calle y les propone otra vida sana y deportiva”, se emocionan “las chicas de la cocina”.
Así se autodenominan Nancy Fornés, María Rosa Ureta y Mabel Tello, unas mujeres de "fierro" que hacen el chocolate, lavan las camisetas del equipo, arman las empanadas, limpian, entre otras tantas tareas que encaran con amor. "Es que esto es una gran familia", sostiene el trío.
Meses atrás, el club inauguró el polideportivo que construyó la Municipalidad de San Carlos y por el que tanto lucharon. El lugar supo ser la pista de baile del pueblo y allí, hoy practican los deportistas.
Los chicos escuchan al DT. Lo respetan y saben que viene decidido a sacarlos buenos. "Nosotros estamos más tranquilos, queremos un fútbol sin violencia. Ahora tenemos continuidad y estamos más tranquilos para jugar", asegura Darío Coronel (28), el arquero que sueña con vencer a Banfield -equipo oponente- y salir campeones.