"Los beneficios están a la vista porque disponemos de este lindo edificio, cerca de nuestros hogares y donde nos atienden muy bien".
El comentario, que pertenece a Mónica Estela López (46, 4 hijos, del barrio Dumit), resume el sentir de muchos vecinos del distrito de San Roque, quienes desde hace unos días disponen de un moderno centro comunitario para la atención de la salud y otras necesidades sociales.
La mancomunión de esfuerzos del municipio de Maipú, 3 cooperativas del área y pobladores en general, permitió levantar en plena zona rural del noreste departamento un funcional edificio, donde se concentran diferentes servicios, que antes estaban dispersos en el territorio maipucino.
El amplio edificio, equivalente a unas 2 casas, se ubica sobre la calle de tierra San Pedro, entre el Acceso Este o ruta 7 y la ruta provincial 50, en las afueras del centro urbano de San Roque.
Para levantar las instalaciones se necesitaba un predio generoso en dimensiones, y éste fue donado por la Fundación Simón, perteneciente a una familia altruista, que ya ha cedido otros inmuebles en la zona, uno de ellos para la escuela Fernando Simón.
El aportado para el CIC tiene 802 m2, ideal para la construcción que se ha levantado en el lugar, a partir de una mesa de gestión compartida.
Las cooperativas aportaron su mano de obra y siguen vinculadas estrechamente al proyecto. Son ellas Fe y Trabajo, Unión y Fuerza y San Roque, según explicó la coordinadora municipal del complejo, Flavia Gómez (39).
Lejos de las incomodidades y carencias que tienen otras sedes públicas, el edificio dispone de un salón de usos múltiples (SUM), 3 consultorios médicos (nutrición, ginecología y medicina de familia), uno más para odontología y una dependencia que se usa como enfermería.
En el área social se brinda alfabetización, la atención de un trabajador social (asistente social) y talleres manuales (tejido en telar, macramé, bordado y pintura).
El ámbito cultural ha reservado espacios para la biblioteca Juan Isidro Maza, que antes alquilaba sede; un grupo de danzas llamado "Alto Impacto", a cargo de Marina Guardia; un conjunto teatral, "Los Menducos", y hasta una murga, "Los Incorregibles de Maipú", declarada de "interés cultural" por la Cámara de Diputados, que reúne a 85 muchachos y chicas.
"Antes -contó Enrique Aballay (19), uno de sus integrantes- nos juntábamos en las plazas y otros lugares causando algunas molestias a los vecinos, pero también arriesgando nuestros instrumentos cuando llovía o nos exponíamos a robos".
Por otra parte, dentro de lo social, pronto funcionará un jardín maternal, posibilidad ausente actualmente en la localidad.
El médico, más cerca
Un servicio que interesa mucho a la población, de manera particular a las madres, es el área sanitaria, que ha sido confiada a la doctora Daniela Sauma (33, médica de familia).
"En jornadas de 4 horas, recibimos hasta 16 pacientes por patología, y de 7 a 18 funciona la enfermería". La doctora explicó que se practica atención de niños sanos, crónicos, planificación familiar, salud sexual reproductiva, odontología y nutrición.
Otra novedad es la disponibilidad de un laboratorio ambulante los viernes a la mañana.
Para casos de mayor complejidad, el habitante de San Roque dispone del refuncionalizado hospital Alfredo Metraux, en Fray Luis Beltrán, aunque muchos residentes de la zona prefieren ir al Alfredo Ítalo Perrupato, en la ciudad de San Martín.
Como se ha explicado, la prestación asistencial es una novedad porque ahora los pobladores tienen a mano el sitio de atención. Así lo reconoció Jesica Acosta (27, 2 hijos).
"Estamos en la gloria porque por ejemplo yo estoy a 4 cuadras, y puedo seguir mejor la atención de mis chicos sin tener que viajar tanto". Una proyección de servicios es la articulación del CIC con el Programa de Mejoramiento Barrial (Promeba), desde donde se trabaja para crear conciencia sobre temas ambientales y la adecuación con los requerimientos básicos, como la instalación de cloacas, obra en marcha en San Roque.
Una mujer albañil y un joven chofer
La relación del centro comunitario es muy estrecho con las cooperativas que han aportado mano de obra, y cuyos integrantes está nutriendo de posibilidades laborales.
Un claro ejemplo es el de Carmen Beatriz Pereyra (54), que aprendió los rudimentos de la albañilería durante la construcción del edificio, y ahora ese es su oficio diario, en el que se desempeña junto a su esposo.
Realiza trabajos particulares y tiene cifradas esperanzas en que la entidad a la que pertenece, San Roque, tome a su cargo la construcción de 40 viviendas en el distrito.
En tanto, Joel García (23, de la entidad Unión y Fuerza) fue ocupado como chofer de la movilidad del CIC, para llevar a cabo diversas diligencias de la administración o trasladar personas en alguna emergencia, claro siempre que no sean accidentados o pacientes graves, servicio que deben prestar los centros médicos zonales.