Un fuerte operativo de seguridad se desplegó en los alrededores del gimnasio municipal “Lucho Fernández” de la ciudad de Río Gallegos donde la presidenta Cristina Fernández de Kirchner encabezó un acto institucional teñido de campaña electoral.
En una ciudad convulsionada por el conflicto que protagonizan los trabajadores municipales de Río Gallegos hace 117 días con el intendente kirchnerista Raúl Cantín, la llegada de gendarmes desde Río Turbio, El Calafate y en un Hércules C-130 cambió el panorama en la capital santacruceña. De hecho, Cantín no fue invitado al acto.
En la previa hubo un fuerte vallado frente al ingreso al gimnasio y cortes de calles por efectivos de Gendarmería Nacional en los alrededores del Centro Articulador de Políticas Sanitarias, que se ubica a 100 metros de allí.
El operativo estuvo a cargo del secretario de Seguridad, Sergio Berni -participó en una videoconferencia con la Presidenta desde la Escuela de Policía provincial a unos 7 kilómetros del lugar-, quien dirigió a integrantes de la Policía de Santa Cruz, efectivos de Gendarmería Nacional y de Prefectura Naval.
Durante el discurso, Cristina recordó a los mineros de Río Turbio quienes en varias oportunidades a fines de los '90 se movilizaron a Río Gallegos para pedir el cese de la concesión al empresario Sergio Taselli.
“Le tocaban el bombo fuera de Casa de Gobierno, pero con cariño y respeto”, aseguró la Presidenta aunque durante el año 2000 hubo una contramarcha contra los mineros de Río Turbio en los patios de la gobernación encabezadas por el entonces diputado provincial Héctor Icazuriaga y la ministra de Asuntos Sociales Alicia Kirchner.
En el acto hubo militantes de La Cámpora, Kolina y Los Muchachos Peronistas quienes aplaudieron las presencias de la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, ya lanzada como candidata a la gobernación de Santa Cruz. Pero fue Máximo Kirchner el más vitoreado. El gobernador Peralta pasó un momento incómodo cuando fue abucheado por la militancia K.