Un catarro terminó en una infección en la nariz que le consumió medio rostro

La joven camboyana Soth Srey no tenía dinero para pagar en el hospital y los médicos se negaban a atenderla.

Un catarro terminó en una infección en la nariz que le consumió medio rostro

Dos hospitales públicos camboyanos rechazaron atender a Soth Rey, a la que una necrosis ha consumido medio rostro, cuando vieron la gravedad de la enfermedad y que su familia carecía de medios para pagar por adelantado.

Sin ayuda médica, los familiares de Soth Srey, de 18 años y residente en Siem Riep, perdieron la esperanza para salvar a su hija, quien en diciembre contrajo un catarro o una alergia -los médicos aún no lo han esclarecido-, antes de sufrir una infección en la nariz que degeneró en una necrosis.

La necrosis, que consiste en la muerte de las células debido a un agente invasor o una deficiencia inmunológica, entre otras causas, ha carcomido media cara de la joven hasta dejar una gran herida profunda y oscura.

Hace menos de un mes, el caso de la camboyana llegó a través de las redes sociales a la expatriada Yulia Khouri, residente también de Siem Reap, en el noroeste de Camboya.

Las donaciones de Khouri y otras personas anónimas permitieron que Soth Srey haya sido ingresada en el hospital privado Sen Sok International de la capital camboyana, donde llegó el pasado 26 de febrero con 41 grados de fiebre, una neumonía septicémica, deshidratada y con 35 kilogramos de peso debido a la malnutrición.

"(Los doctores) han visto muchos desastres, pero son resultado de accidentes de coche, víctimas de quemaduras, incendios, ácido, pero esto es carne pudriéndose de forma natural, es una pesadilla, una película de terror, solo puedo imaginar la cantidad de dolor que la chica ha sufrido", dijo Khouri.

Aunque la familia carece del historial médico, la hermana de Soth, Boh Rey, cuenta como una visita rutinaria a una clínica por un catarro o una alergia -los médicos no han descubierto aún la causa- se convirtió en meses de agonía que requerirá una reconstrucción facial.

En diciembre la familia acudió por primera vez a una clínica en Siem Reap donde un médico, tras intentar primero prescribir medicamentos, decidió realizar una cirugía invasiva en la nariz de la joven y después retirar los dientes superiores para sanar una infección.

"Después de las operaciones y de que se inflamase su cara no fuimos a más clínicas", cuenta Boh Rey en el hospital Sen Sok.

La familia, compuesta por 5 hermanos y pobre, ya no contaba con más medios para el tratamiento postoperatorio, y optaron como último recurso por la medicina tradicional, mediante un ritual en el que un curandero sopló y escupió sobre la joven.

Fue tras este periplo médico cuando dos hospitales públicos de Siem Reap rechazaron de plano a la paciente, en uno de los casos sin dar un motivo y en el otro tras pedir por adelantado 500 dólares antes siquiera de intentar estabilizar a la joven.

"Cuando el personal médico, enfermera o doctor, ve a una persona que tiene una condición crítica, sangrado, fiebre alta, convulsiones, tenemos que detener esta condición, después podemos hablar de ingresar al paciente o transferirlo, de pagar o no pagar", opina la subdirectora de Sen Sok, la doctora Tatiana Turobova.

Por su parte, el director del hospital, el doctor Ivan Matela, que comparó el estado de la joven con las atrocidades de los campos de concentración de Auschwitz, considera que es necesario comenzar "una discusión para que la gente asuma responsabilidad en casos como este".

Uno de los problemas en Camboya que afecta posibles casos de mala praxis es la falta de acceso de los pacientes a los historiales médicos.

"Cuando los pacientes piden el historial de sus resultados la mayoría de los establecimientos se niegan con rotundidad a facilitarlos y aducen que es propiedad privada del hospital", critica Matela.

"Si hubiese estado en una clínica normal hace dos meses no estaría hoy aquí", añadió el doctor ruso.

Aunque ahora la necrosis se ha detenido y la condición de Soth Rey mejora día a día, la septicemia (infección general debido a que los patógenos que pasan a la sangre) todavía entraña riesgos.

Para afrontar los gastos, Khouri recauda fondos para el tratamiento médico a través de una campaña de financiación colectiva y donaciones particulares que ha recaudado.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) criticó en un informe en 2015 que el Gobierno de Camboya debería haber invertido más en servicios sociales dentro del alto crecimiento económico (cercano al 7 por ciento) de los últimos años.

El 80 % de la población camboyana vive en zonas rurales y la mitad recurre a practicantes sin cualificación, que en muchas ocasiones son autodidactas y cuentan con escasos medios, según la OMS.

Además, la población de doctores es de las más bajas de la región, 0,2 por cada 100.000 personas en 2012 según el Banco Mundial, un legado de la guerra civil y el régimen genocida del Jemer Rojo.

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