No hay palabras para describir este fenómeno llamado Centro Deportivo Rivadavia. Términos como es el mejor, multicampeón, imbatible, sin rival, hambre de gloria, abundan y en este momento son reiterativos y hasta parecen cansadores.
Es casi imposible definirlo en este presente. Sin dudas, es el equipo modelo del básquetbol mendocino de los últimos años. En el Este de la provincia sólo se respira básquet y de ese perfume se hace una cultura de vida. Es natural caminar por las calles del departamento y que en cada arteria haya un niño picando una pelota de básquetbol.
Siempre fue así. Nadie lo puede negar. Por este motivo, es la “gran capital del básquet de la provincia”. Y esa pasión desde hace unos años se traduce en logros deportivos. Tome nota señor lector.
En serio, tome papel y lápiz, porque si mira todos los títulos conseguidos seguro se le queda alguno en el tintero. ¿Tomó la birome? Entonces vamos: campeón Apertura 2011, campeón Clausura 2011 y campeón anual.
Campeón Apertura 2012, campeón Torneo Transición 2012 y campeón Anual, campeón Argentino de Clubes 2012 y ascenso al Torneo Federal; campeón Torneo Súper 8 2013; campeón Clausura 2014 y campeón Anual. ¿Sumó bien? Diez títulos en tres años.
Sí, leyó bien: ¡10 títulos en tres años! sumados a que antes de la primera vuelta olímpica, allá por junio del 2011 en cancha de Andes Talleres antes Atenas, el conjunto Naranja venía de perder cuatro finales consecutivas, ¡Cuatro!
Y ahí está la clave de su éxito, apostó a un proceso de trabajo a largo plazo. Con chicos de la casa. Como Ronco, Arce, Trejo, Gómez, Llaver, Arancibia. En su momento, Seonae, Francese, Cabañez (salió de San Martín pero lo adoptaron como propio). Muy lejos de sacudir el mercado, siempre incorporó lo que necesitaba.
Pieza por pieza. Se fue Cabañez y llegó Grenni. Partió Seoane y llegó Pérez Da Rold. Marchó Jerez y llegó Jaimes. La base estructural siempre estuvo presente y a la larga tanta constancia otorga sus frutos.
Mucho tiene que ver el trabajo de su entrenador, Fernando Minelli, quien nació en el club y entiende a la perfección el momento y la situación de cada jugador. El "Colo" es un tipo noble, humilde, laburador, que dejó parte de su vida en el club. Dirigió desde premini hasta llegar a primera división. Como jugador fue parte de esas cuatro finales perdidas.
Esas que marcaron a fuego este proceso. Por lo tanto, entiende el juego a la perfección y se mueve como tal. Tras los festejos en cancha de Atenas, el ‘Colo’ tiró casi entre lágrimas: “Lo difícil siempre es mantenerse, nosotros lo logramos. Me molesta no poder festejar con mis jugadores. Mañana (por ayer) nos entrenamos para enfrentar a Atenas por el Torneo Federal.
Ese es nuestro gran objetivo. Ascender al TNA es el sueño de todo el pueblo de Rivadavia. Vamos por esos cuatro ascensos que están juego. En la cancha, vamos a volver a demostrar por qué somos los mejores”.