La controversia alrededor del resultado de la elección en Tucumán parece encaminarse hacia un callejón sin salida político-judicial, a juzgar por los posicionamientos del oficialismo y de la oposición, a nueve días de realizadas.
Desde la misma noche del domingo 23 en la que fueron denunciadas algunas irregularidades, el Acuerdo para el Bicentenario, que reunió al grueso de la oposición tras la candidatura del diputado radical José Cano, inició un derrotero que se caracterizó por el redoblamiento de su apuesta política y judicial.
Así, la oposición se hizo fuerte en su posicionamiento a partir de su denuncia inicial de irregularidades, no de fraude, que estuvo respaldada por la numerosísima movilización de la noche del lunes siguiente a la elección y que fue reprimida por la policía que responde al gobernador José Alperovich.
También por la hasta días antes impensable foto que a mediados de la semana pasada terminó de darle al caso tucumano un escenario nacional y una proyección a futuro (las elecciones de Chaco y presidencial del 25 de octubre) al reunir a los tres principales candidatos opositores a la Rosada: Mauricio Macri, Sergio Massa y Margarita Stolbizer.
El reclamo opositor de que se realizara el conteo oficial de los votos antes de admitir o no su derrota fue aceptado por la Junta Electoral tucumana a pedido del gobierno provincial cuando el recuento provisorio había llegado a 81% de las mesas escrutadas, con el triunfo del oficialista Juan Manzur con 54% de los votos contra 40 de Cano (14 puntos, una diferencia para nada descabellada si se sopesa que dos semanas antes, en las PASO, Daniel Scioli le había sacado 33 (53 a 20) a Macri).
Pero al iniciarse ayer la segunda semana postelectoral, cuando el recuento oficial llega a 10% de los votos y se estima finalizará hacia mediados de la semana próxima, la alianza opositora redobló la apuesta, siempre respaldada en la movilización en su principal baluarte, la capital provincial.
Ayer, tanto Cano como su compañero de fórmula, el peronista Domingo Amaya, anticiparon que cualquiera sea el resultado oficial lo desconocerán. Y que por estas horas, es decir antes de que finalice el conteo, reclamarán ante la Justicia (primero la Cámara y, si no, la Corte) la realización de nuevas elecciones. Dicho más claro: “hubo fraude” para ellos.
Ningún elemento hay hasta ahora para votar nuevamente, aclaró ayer el secretario de la Junta Electoral, Darío Almaraz, quien se encargó de precisar que las quemas de urna, que las hubo, son “producto de una violencia, no de un fraude”. Salvo que la denuncia se sustente en otros datos que ciertamente fundamenten que hubo fraude.
De no ser así, a la larga terminará consagrándose el triunfo de Manzur, aunque su legitimidad de origen haya sufrido una mácula a la que se sumó la represión del lunes 25; y que llevó a reconocerlo públicamente hasta a un gobernador del propio palo, como el salteño Juan Urtubey.