El encuentro entre Cornejo y Martín Lousteau no sólo despertó la curiosidad del periodismo político en general. En Buenos Aires algunas cabezas del Pro acusaron recibo de las actividades del viernes en Mendoza y, se comenta, varios encendieron alarmas.
Es que no pasa inadvertida una actividad tan promocionada entre el mendocino líder del principal socio político del macrismo en la coalición gobernante y quien estuvo muy cerca de destronar al macrismo en la última elección para jefe de Gobierno porteño.
Hubo elogios de ambos lados, pero en especial del diputado nacional porteño, quien destacó la “energía de gestión y el orden de administración que imprime Cornejo”. Nada nuevo, si se tiene en cuenta que esas virtudes del mendocino casi siempre fueron ponderadas por el propio Mauricio Macri.
Pero en medio de la prolongada turbulencia que afecta a la gestión nacional, todo llama a alentar especulaciones de todo tipo.
Es real que Lousteau viene realizando recorridas por las provincias (aquí llegó convocado para el ciclo de actualidad económica que organiza el Consejo Profesional de Ciencias Económicas) y que su principal fortaleza política, la economía, le da motivos para expresarse en estos momentos. Pero en el Pro hay quienes sostienen que no es necesario recibirlo “con alfombra roja”.
Sin embargo, está claro que si realmente el ex ministro de Economía de Cristina Kirchner y ex embajador de Macri en Estados Unidos pretende posicionarse a nivel nacional tendrá que dar varias vueltas por el país para hacerse conocer más y construir una eventual alternativa al Pro dentro de Cambiemos.
Si esa fuese la idea, ¿lo apañará una UCR siempre fuerte en estructura partidaria pero carente por el momento de referentes que motiven la curiosidad ciudadana? Aunque hay cornejistas que siguen colocando fichas a favor del líder partidario de nuestra provincia confiados en el olfato político que lo caracteriza y en su innata predisposición a las aventuras. Hay encuestas que lo favorecen más que otras, pero es indudable que el porcentaje de caída de imagen de gestión en esta provincia en comparación con la del Presidente es muchísimo menor en el caso de Cornejo.
El peronismo se despereza. La llegada de dos referentes del peronismo nacional el mismo día también sacudió la modorra de muchos dirigentes locales del PJ.
Felipe Solá, que en los últimos años ha ido de un sector a otro del justicialismo y formó parte del Frente Renovador de Sergio Massa, tuvo una buena recepción por parte de los sectores más allegados a la conducción local del peronismo, con Omar Félix a la cabeza, y de dirigentes vinculados al kirchnerismo pero hoy no del todo ligados al camporismo, como el diputado nacional Guillermo Carmona, que sostuvo en el acto montado para recibir al bonaerense que “el gran desafío que nos toca es estar al lado de Felipe y de los otros compañeros que se van perfilando para una gran PASO”.
Una postura a tener en cuenta por parte de Carmona, puesto que Solá tuvo un encuentro con Cristina Kirchner hace muy pocos días y le pidió a la ex Presidenta un esfuerzo para acercarse a dirigentes con los que hoy en día está distante. Posiblemente, la experiencia de Solá le permita advertir que el futuro político de la actual senadora por Buenos Aires está cada vez más comprometido. Pero un guiño de ella, a pesar de la tempestad que la envuelve, es una señal de respaldo importante.
El otro visitante fue el gobernador Juan Manuel Urtubey. El salteño también se juntó con la dirigencia peronista local pero lo suyo fue mucho más allá e incluyó un encuentro con empresarios, además de la parte protocolar con Alfredo Cornejo como corresponde a dos gobernadores de provincia. No hay que obviar que la relación entre ambos es buena, independientemente del cargo que ocupan.
Urtubey se diferencia de Solá al referirse a lo que espera del peronismo. “Sería una estafa ir a una interna en 2019 donde pretendamos que somos todos lo mismo, porque no somos todos lo mismo”, dijo en declaraciones a este diario. No obstante ello, también estuvo reunido con la conducción local del justicialismo, que tiene como criterio recibir a los dirigentes de todos los sectores del PJ que llegan a Mendoza sin que esto signifique prematuramente elegir algún tipo de alineamiento.
Por otra parte, mientras Solá aduce que Cristina Kirchner es acosada judicialmente y víctima de una suerte de “linchamiento mediático”, Urtubey es categórico en el sentido contrario. Al ser consultado sobre la investigación judicial de los llamados cuadernos K, afirmó que “es un elemento positivo para la Argentina, para que de una vez por todas quede claro quiénes son los que hacen las cosas en el marco de la ley y quiénes se benefician con las posiciones de poder político y empresarial”.
Evidentemente, Solá parece necesitar el guiño de Cristina para poder armar algo que le dé el respaldo que necesita y no muestra todavía mucha más base de sustentación fuera del justicialismo. Urtubey, en cambio, hace un armado político que excede al peronismo, aunque aclaró que no incluirá a ningún dirigente que hoy pertenezca a Cambiemos.
Mientras tanto, estas visitas invitan en parte al PJ local a moverse más pensando en el año electoral que se acerca. Los que pregonan la unidad como única estrategia para hacer frente al poder del cornejismo insinúan un acercamiento entre el sector de los cinco intendentes y el camporismo, por el momento las dos ramas más activas en el por momentos muy desorientado peronismo mendocino.
Anabel Fernández Sagasti, ya lanzada como aspirante a pelear la gobernación por su corriente, y Adolfo Bermejo, al que muchos dirigentes de los sectores más históricos del peronismo quieren ver otra vez peleando por el número 1 provincial, parecen ser las mejores fichas que cada línea puede aportar. El maipucino, actual senador provincial, no descarta cualquier posibilidad siempre y cuando todo se haga en un marco de unidad partidaria.
Como paso previo, la elección del nuevo presidente del partido (por votación interna o por consenso) tal vez sirva para aclarar un poco más el panorama puertas adentro.
El apoyo no cesa. Con el país técnicamente en recesión, malas perspectivas de inversión y empresas conmocionadas por el involucramiento en el escándalo de los sobornos orquestados desde el kirchnerismo, el macrismo necesita como nunca el apoyo de los partidos asociados en la coalición oficialista. Los radicales son conscientes de ello; Cornejo, como líder de la UCR, sabe bien qué responsabilidad le cabe a su partido en la estabilidad del gobierno nacional.
Por ello algunas críticas que de tanto en tanto se deslizan (el Gobernador dijo el viernes junto a Lousteau que en nuestro país “es pésima” la distribución de la riqueza) se suelen argumentar como vertidas más al pasar que como parte de alguna estrategia a mediano plazo.
Mendoza debe ser uno de los puntales del oficialismo en la discusión de los números que darán forma al Presupuesto nacional 2019, que el Ejecutivo nacional debería remitir al Congreso a mediados de setiembre. Allí es clave, una vez más, la negociación con las mayoritarias provincias gobernadas por el justicialismo. Todo marcha bien; el mayor peso del ajuste lo afrontará la Nación.