La aprobación legislativa de la emergencia económica y sanitaria le otorgó al gobierno de Suárez el respaldo político obvio ante una situación crítica como la que vive el país, no sólo en lo sanitario, también en el plano económico. Claramente, esta vez el justicialismo, que es el sector opositor gravitante, no podía mantenerse ajeno a la toma de decisiones que debe encarar el Ejecutivo en un escenario de tremendas turbulencias.
Fue una semana de buenos gestos. En el gobierno local calificaron el respaldo desde el PJ como un dato institucional fuerte. Es indiscutible la situación de emergencia. Pero también cabe destacar que el Gobernador esperó la ratificación de la Legislatura para sus decretos de emergencia como una señal de acercamiento político. El guiño al Ejecutivo quedó evidenciado en la aceptación del pedido de endeudamiento por 19 mil millones de pesos para afrontar la crisis; el no por parte del peronismo a la deuda que en su momento había pedido Suárez en su proyecto de presupuesto 2020 había tensado mucho la relación y hacía prever un año conflictivo y de comunicación política entrecortada. Esto, en cambio, parece haber permitido dar vuelta la página.
Para no torcer la voluntad mayoritaria de la oposición (sólo no acompañaron la izquierda y los legisladores del PJ vinculados al sector sindical), el oficialismo no puso reparos al pedido de conformación de una comisión bicameral de seguimiento de la utilización de los recursos asignados ni a que se dejara también plasmado en la ley que no se podrá realizar ningún recorte al porcentaje de la coparticipación municipal. Cuidar a los “caciques” es una premisa en el PJ; claro, los jefes departamentales de Cambia Mendoza, agradecidos. “Aceptamos gustosos lo que pidieron incorporar, aunque es indudable que este gobierno nunca pensaría en hacer nada por fuera de lo que corresponda realizar en la emergencia que atravesamos”, aclaró una alta fuente del Ejecutivo.
Más allá de la sintonía que dejó la semana en lo que respecta al manejo de la crisis sanitaria y económica, quienes están a cargo de los números y las cuentas en el Gobierno siguen con suma preocupación pensando en lo que vendrá después de esta prolongada cuarentena. Se basan en hechos palpables e históricos a la vez. El parate no tiene mayor comparación con lo ocurrido en el país en 2001/2002 y en 2008 como consecuencia de la crisis financiera internacional, que comenzó en EEUU. En este caso se observa una crisis global que ha paralizado al 60% del mundo, con el agregado que en esa gran porción se encuentran los países más desarrollados e influyentes. Años de empleo altísimo en Estados Unidos contrastan con una abrupta caída y el actual panorama de desempleo en el país del Norte. El turismo internacional sin actividades ni perspectivas de reservas hoteleras y gastronómicas. Todo ocurrió en prácticamente dos meses.
En ese dramático panorama mundial se encuentra la Argentina y por añadidura Mendoza, valorada por su administración en el concierto nacional. Ya se siente aquí el rigor de la cruda realidad. La caída de la recaudación supera cálculos y la emergencia instalada lleva a disponer de recursos para gastos en el área de Salud y socioeconómicos que no estaban previstos cuando se planteó la pauta presupuestaria de este año. Reactivos y camas no pueden faltar cuando se produzca el pico de contagios. Aquella preocupación y entredicho de Suárez con el Ejecutivo nacional por los respiradores tenía, y tiene, sustento.
En el gobierno local destacan que la caída fiscal es de proporciones seriamente preocupantes y no hay certeza de en cuánto se piensa asistir desde la Nación a las provincias. En mayor o menor medida todas ellas están en el mismo callejón de difícil salida, no importa el signo partidario. Se parte de la base de que los aportes a través de la caja de los Adelantos del Tesoro Nacional (ATN) resultan escasos y van sólo destinados a salud y seguridad. Con esa realidad chocaron hace más de una semana los ministros de Hacienda de las provincias y no hay más pistas sobre otras erogaciones. Los compromisos apremian siempre en medio de escenarios como el actual.
En ese marco, en la semana se dieron a conocer paliativos para el sector empresarial pequeño y mediano de la provincia. La tarea se coordina a través del área que pilotea el ministro Enrique Vaquié y se basa en créditos y subsidios, complementando los anuncios ya realizados desde el gobierno nacional. El objetivo es la protección de aquellas pymes aún no cubiertas desde la Nación. De todos modos el entusiasmo que muestran en el Ejecutivo por acciones como las enunciadas quedan a la expectativa de la capacidad operativa de los bancos cuando comience a destrabarse el aislamiento actual. Se coincide en el ámbito oficial local que el cierre bancario durante las semanas de aislamiento seguramente será una de las polémicas más fuertes hacia adelante, cuando llegue la evaluación de lo actuado.
La posibilidad de llegar a la emisión de cuasimonedas sigue instalada entre las provincias. Esa instancia no es negada por el gobierno de Suárez. Sin embargo, el ministro de Hacienda, Lisandro Nieri, aclaró varias veces que sería el recurso final al que llegaría la Provincia si la asistencia nacional fuese tardía o insuficiente. El funcionario prefiere que la vuelta a los Petrom sea la última carta a jugar. Reitera que es un recurso que no debería ser necesario si el Estado nacional actuara como corresponde con las provincias ante la delicada realidad. Sostiene que, a diferencia de la grave crisis de 2001-2002, cuando la Nación se veía dificultada para emitir como consecuencia de la salida de la convertibilidad, en esta oportunidad la ayuda económica nacional debería ser la adecuada para evitar que vuelva a presentarse esa suerte de festival de papeles provinciales para hacer frente a la crisis. Pero nada está dicho.
Con el aval legislativo a sus decretos el gobernador Suárez dijo públicamente que puede contar con las herramientas para realizar una “tarea dinámica” en el día a día de la emergencia. Es un desafío que se renueva. Fue uno de los primeros mandatarios de provincia en adoptar medidas drásticas ante la pandemia, incluso antes de lo que dispuso la Nación. Deberá seguir actuando en consecuencia pero sorteando esas dificultades financieras que bien le va marcando su equipo de gestión.