Al menos 71 personas murieron y 98 resultaron heridas ayer en Yemen en un atentado suicida reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) contra jóvenes reclutas del ejército, que combate a la vez a los rebeldes chiítas y a grupos yihadistas sunitas.
El ataque, con coche bomba, es el más sangriento ocurrido en la ciudad de Adén, en el sur de Yemen, desde que fuera retomada por el gobierno en julio de 2015.
El mismo ilustra las dificultades que tienen que enfrentar las autoridades para restablecer la seguridad en Adén, declarada, sin embargo, “capital provisional” de Yemen.
El EI reivindicó rápidamente el ataque de ayer. “Unos sesenta muertos en una operación mártir de un combatiente del Estado Islámico contra un centro de reclutamiento del ejército en Adén”, publicó la agencia Amaq, órgano de propaganda del grupo yihadista.
Desde los 11 muertos, el balance de la masacre aumentó rápidamente hasta los 18 y luego, a 40, para acabar estableciéndose en 71, según los tres principales hospitales de la ciudad.
En un tuit, el hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) había indicado haber recibido 45 muertos y 60 heridos.
Según fuentes de seguridad, la explosión se produjo en el patio de la escuela “Sanafir”, en el norte de Adén.
Los reclutas, reunidos en el patio, acababan las formalidades para unirse a las filas de las fuerzas armadas yemenitas, que el gobierno, exiliado en Arabia Saudita, quiere reforzar con la ayuda de la coalición árabe.
Según testigos, el kamikaze aprovechó la entrada de una camioneta para lanzar su vehículo contra los reclutas.
La explosión fue tan fuerte que “provocó el hundimiento del techo de un aula sobre numerosos reclutas”, precisó un responsable de seguridad.
Los yihadistas han aumentado los ataques contra las fuerzas del orden y responsables políticos de Adén a pesar de las múltiples medidas y de los numerosos programas para salvaguardar la seguridad de la ciudad.
El atentado más reciente, reivindicado por el EI, se produjo el 20 de julio, con un saldo de cuatro policías muertos.
El 6 de julio, las fuerzas gubernamentales, apoyadas por una coalición militar árabe, expulsaron a los yihadistas de una base militar de Adén que habían asaltado tras haber dirigido un doble atentado contra ella.
Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) revindicó el doble atentado suicida y el asalto que le siguió en la base militar, vecina al aeropuerto internacional, donde murieron diez soldados.