La sanción definitiva de un proyecto de ley que contempla un protocolo a aplicar para casos de fenómenos meteorológicos habituales en Mendoza -Zonda, fuertes tormentas estivales, nevadas y heladas- constituye un aspecto interesante ya que permitirá contar con información precisa y actualizada de las diferentes situaciones a los efectos de tomar decisiones y actuar de manera preventiva para evitar males mayores.
El proyecto, de autoría de la ex senadora provincial Alejandra Naman, fija una guía de actuación y de aviso a distintos organismos provinciales en situaciones que se prevea que pueda ocurrir alguno de los fenómenos mencionados y contempla un sistema de alerta meteorológico temprano a los efectos de adoptar medidas preventivas para tomar las decisiones adecuadas que permitan proteger a la población.
A los mendocinos nos sorprende la respuesta que tiene la población de Chile ante los terremotos. Considerado el país sísmicamente más activo del mundo, tanto el Estado como el pueblo han tomado debida nota de errores del pasado y adoptado mecanismos para reducir los riesgos humanos. Hubo fallas, por supuesto, que se pagaron caro, como ante el tsunami que afectó a la zona de Concepción, a causa de demoras e indecisiones de los organismos encargados de dar el alerta.
Pero en el resto de los casos, como sucediera con el terremoto ocurrido en Arica e Iquique, tanto los servicios públicos como la respuesta de la población fue la correcta. En Chile la gente ha tomado conciencia de que una reacción equivocada y el pánico suelen ser más peligrosos que el propio fenómeno natural y todos están preparados para esa eventualidad. Es más, las localidades ubicadas en las zonas costeras están perfectamente señalizadas a los efectos de que la gente pueda dirigirse hacia los lugares más altos en caso de riesgo de tsunami.
En Mendoza en los últimos años se ha trabajado bien en el sentido de establecer cómo reaccionar ante un terremoto y los operativos que se han realizado en escuelas y edificios públicos han resultado eficientes, al menos en la intención de reducir el pánico. Pero cabría preguntarse si la población en general ha tomado conciencia de los riesgos y está convenientemente preparada, contando inclusive con los elementos para dejar la vivienda en caso de ser necesario. Es una materia en la que se debería trabajar a través de las campañas públicas.
Pero Mendoza también tiene otros riesgos, como los mencionados al principio. Es por ello que resulta importante la creación de un Centro Único de Información Meteorológica para Fenómenos Extremos que contempla el proyecto recientemente aprobado y que estará conformado por profesionales del Servicio Meteorológico Nacional, del Ianiglia, del Conicet y de la Dirección de Agricultura y Contingencias Climáticas, el que funcionará en los casos de probabilidad de ocurrencia de fenómenos meteorológicos extremos que pudieran ocasionar daños a la vida, bienes y seguridad de las personas, según se indica, agregando que los partes emitidos serán el punto de partida para la prevención y la toma de decisiones para la tarea de la Dirección Provincial de Defensa Civil.
Contempla también que Defensa Civil deberá gestionar que cada institución privada o pública elabore su propio plan de contingencia y fija un protocolo de alertas que comienzan con el color azul, para los casos de predicción a mediano plazo y finalizan con el rojo, cuando el fenómeno está confirmado y la situación es de peligro inmediato.
Todo lo que se realice a favor de reducir los riesgos para las personas en casos de fenómenos naturales o meteorológicos debe ser bienvenido. Es en ese marco que el proyecto sobre la creación de un protocolo para determinadas circunstancias cobra importancia y su implementación debe acelerarse, en razón de que nos encontramos a punto de ingresar al mes en que se produce con mayor asiduidad el fenómeno del viento Zonda.