Un apasionado del estudio de las estrellas

Es miembro del Instituto Copérnico de astronomía y vive en el distrito sanrafaelino de Rama Caída, desde donde colabora en investigaciones internacionales.

Un apasionado del estudio de las estrellas
Un apasionado del estudio de las estrellas

Árboles con incipiente follaje primaveral, pájaros,  plantaciones de frutales y una vista espectacular del cielo  son el marco justo en calle Gutiérrez y Callejón Agrario de Rama Caída, San Rafael, para la profesión de Jaime Rubén García (60) astrónomo (estudió en la Universidad de La Plata que en ese tiempo se llamaba Escuela Superior de Astronomía). Es también doctor en Matemáticas y Geofísica Aplicada y ejerce en la actualidad como docente de Matemáticas y Estadísticas en el IES en General Alvear. Nació en Buenos Aires y recuerda permanentemente a sus padres Jaime Manuel y Florentina Otero.

Locuaz y apasionado por lo que hace desde hace casi dos décadas se radicó en San Rafael con su esposa María José Mundet con quien crió a tres hijos, María, Federico y Dolores. Desde entonces es un destacado personaje que exhibe una larga y llamativa barba blanca y cultiva la amistad en el pueblo que le dio acogida.

“Lo primero que hicimos los socios de “esta cooperativa” -relata-  fue buscar un sitio para instalar un observatorio y la idea era buscar un lugar que se pudiera operar a distancia.

“Eso era muy difícil o complejo si no había nadie en el lugar. Un observatorio solo era un poco difícil defenderlo del vandalismo y hacer el mantenimiento.

“En realidad vinimos a un lugar que yo había detectado en un viaje que hice en EEUU y como trabajo en sismos de las estrellas me invitaron a ver un sismógrafo a Pasadena. En ese lugar observé un mapa con una línea que marcaba zonas iguales de exposición al sol. Había dos puntos: uno era en Africa y el otro en el oeste de Argentina a casi la misma latitud de Buenos Aires. Eso finalmente resultó ser San Rafael.

Yo conocía el lugar por un amigo de la infancia y de la astronomía que había trabajado en Agua del Toro cuando yo vivía en Brasil en un observatorio en la montaña y nos carteábamos”.  Recuerda con una sonrisa que de “cuatro cartas tres se perdían en ese entonces”, pero nos hicimos amigos y lo recordé cuando regresé de EEUU y me puse en contacto con él para consultarle. Él me confirmó que el punto que buscaba ciertamente se llamaba San Rafael y que tenía uno de los cielos más transparentes del mundo.

“Con colegas del Instituto viajamos y el primer lugar que recorrimos fue el cerro Diamante pero comprobamos que ya existía una determinación de convertirlo en un centro de comunicaciones. “Nos ayudó el gobierno de la Provincia y el municipio, pero después decidimos que no, que lo instalaríamos en la propiedad de 3 hectáreas que yo ya había comprado en Rama Caída. Es un pequeño espacio que no me significaba ninguna pérdida de superficie y podía yo vigilar el complejo astronómico sin demasiadas complicaciones. Así es que decidimos poner manos a la obra”.

“En ese entonces no existía aún el problema de la seguridad y por lo tanto estaba todo el lugar en oscuridad absoluta, que es lo que se necesita. Esa ventaja o privilegio con el correr del tiempo se ha perdido un poco porque ahora tenemos bastante luz en las calles y en las propiedades cercanas, pero igual se puede todavía trabajar bien”, acotó.

"Terminamos colocando el observatorio y lo inauguramos el 24 de octubre de 1996, Día Nacional de la Astronomía y de San Rafael.
"Desde ese entonces las instalaciones se han modernizado porque antes teníamos aparatos confeccionados en su mayoría por nosotros pero hoy son de avanzada y estamos acordes con los otros observatorios mundiales. Desde ahí el observatorio evolucionó. Hubo muchos cambios y trabajamos con convenios con Estados Unidos y Australia.

“Concretamente desde acá nos dedicamos al estudio del interior de las estrellas y monitoreamos las “novas” y vemos los planetas que están fuera de nuestro sistema solar y que pasan por delante de las estrellas produciendo eclipses”, resume para dar una explicación simple de esa compleja tarea.

Jaime es también un dedicado profesor y en el mismo instituto donde da clases realiza trabajos de investigación. Aclara que por las dimensiones del observatorio sólo se reciben visitas de aficionados pero que él, personalmente, está dispuesto siempre a visitar escuelas o lugares donde se lo pida. “Sólo deben llamarme al 0260 4441093” dice con predisposición.

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