Un anuncio que va por un camino equivocado

La presidenta de la Nación anunció la necesidad de implementar el sistema de bitrenes para mejorar el transporte de cargas. Pero el problema es que no hay rutas en el país que puedan adaptarse a ese tipo de rodados, por lo que el objetivo quedó directamen

Un anuncio que va por  un camino equivocado

Primero fue el anuncio de la presidenta de la Nación y luego el ministro del Interior y de Transportes lo ratificó durante su visita a Mendoza. Se trata de la intención del gobierno nacional de impulsar el funcionamiento de los denominados bitrenes, que consisten en camiones de alta tecnología, diseñados para llevar más carga que un rodado convencional, agregando dos o más remolques articulados.

La primera mandataria aseguró que ese tipo de transporte daña menos las rutas, porque el peso que puede llevar cada eje es de 8,5 toneladas, frente a las 10,5 toneladas de los rodados convencionales, a lo que se suma el hecho de que permitiría ahorrar entre 40 y 70 por ciento de combustible.

Hay diferencias también en el largo del rodado ya que, mientras los camiones tradicionales miden 19 metros, un bitren puede medir hasta 30 metros.

Esa modalidad de transporte es utilizada desde hace más de dos décadas en Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Canadá y Sudáfrica, mientras en América Latina se utiliza en una parte importante de Brasil y en Uruguay, especialmente para el transporte de madera.

No es desconocida tampoco en la Argentina, ya que en San Luis la experiencia ha dado excelentes resultados y fue implementada hace exactamente un año.

Precisamente en la vecina provincia se ha logrado una combinación entre el bitren, que utiliza las excelentes autopistas, con un servicio ferroviario recuperado por el gobierno provincial, lo que, al decir por los propios transportistas, ha colocado a San Luis como el principal polo logístico del Interior del país.

Hay coincidencias, entonces, en señalar que la modalidad de ese tipo de transportes, en países de gran extensión geográfica, como es la Argentina, es beneficioso.

Pero el problema se plantea cuando se observa el tipo de rutas con que cuenta el país. Según se afirma, más de 70 por ciento de los caminos pavimentados de la red nacional responde a diseños anteriores a la década de 1970, con parámetros de anchos de caminos que no se corresponden ni siquiera con las necesidades actuales.

Existen además normas obsoletas y diseños antiguos de seguridad. De acuerdo con un comentario del diario La Nación, más de 23 mil kilómetros de la red nacional tienen anchos inferiores a 7 metros y curvas de radio reducido, que no pueden adaptarse al funcionamiento de los bitrenes.

A esos aspectos debe sumarse que ni el Estado nacional ni las provincias han logrado articular un sistema de control del peso transportado, lo que daña los caminos.

El ejemplo más evidente se puede observar en Mendoza, con las diferencias en el estado de las vías de circulación -especialmente los accesos Este y Sur- entre la de la derecha que utilizan los camiones, y la de la izquierda, que suelen utilizar los vehículos de menor porte.

Por otro lado, por el largo de los rodados, los bitrenes sólo pueden circular en aquellos lugares que cuenten con autopistas con más de una vía de circulación. De lo contrario, las posibilidades de sobrepaso para los vehículos menores será prácticamente imposible.

El anuncio realizado por la Presidenta aparece entonces como una buena intención para colocar a la Argentina en condiciones similares a países muy avanzados.

Pero el estado de los caminos, sumado una política implementada durante una década que no derivó inversiones para cubrir las necesidades de una red vial y ferroviaria, que no se adapta ni siquiera a las necesidades actuales, no hacen más que debilitar el objetivo anunciado.

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