Tras la caída de Chile en las eliminatorias sudamericanas rumbo a Rusia 2018 se generó un escándalo mayúsculo luego de las denuncias de alcoholismo y juergas dentro del plantel.
Carla Pardo, la esposa del arquero Claudio Bravo, fue quien lanzó la primera piedras desde las redes sociales: "Algunos jugadores se rompían el culo y otros no podían ni entrenar de la borrachera".
Su madre, Pilar Lizana, ratificó todo lo expresado por la mujer del capitán de La Roja.
Ahora, en declaraciones recogidas por el diario El Mercurio, un portavoz del seleccionado expresó - en forma anónima - que el guardameta tampoco podía ser considerado un ejemplo de comportamiento.
"Él no era un santo y su familia sale dando cátedras de ética, lo que no es aceptable. Las cosas de la interna son de la interna, lo demás es una traición", dijo el personaje anónimo al medio trasandino.
Quien sí dio la cara para salir al cruce fue el referente Arturo Vidal, a través de su cuenta en las redes sociales.
"Mientras ustedes hablan y hablan, yo sigo trabajando como siempre. Para seguir mejorando y llevar mi carrera a lo más alto", publicó.