Luis Fermosel - la.fermosel@gmail.com
Por ser electoral, el actual año para el movimiento obrero es atípico respecto de lo que sucedía en oportunidades anteriores. Porque históricamente el sindicalismo se preparaba para "ubicar" a sus candidatos en las listas de candidatos, logrando plenamente sus objetivos, tal cual lo demuestra la interesante cantidad de diputados y senadores de extracción sindical que figuran en el Congreso nacional y en las legislaturas provinciales, a excepción de Mendoza. Este año es distinto y dos son los motivos principales: por un lado, porque el sindicalismo se encuentra enfrascado en mantener la unidad detrás de la sigla de la CGT y por el otro, y quizás el más importante, porque el justicialismo se encuentra atomizado y nadie sabe en qué canasta poner los huevos.
"Eran otros tiempos", recordaba con nostalgia un veterano dirigente sindical al hacer alusión a la forma en que se "vivían" los meses previos a las elecciones en las épocas en que el sindicalismo era la columna vertebral del movimiento justicialista. Desde aquel momento a la actualidad ha pasado mucha agua bajo los puentes y prácticamente no queda nada del movimiento y el justicialismo ha pasado a convertirse en un partido que funciona esencialmente en épocas electorales y hasta con nombre "modificado", como remarcó el sindicalista aludido al asegurar que "hoy somos Frente para la Victoria…".
Cabría hacer mención a cuáles fueron los motivos que llevaron a que el sindicalismo viva los momentos actuales. En ese esquema debe mencionarse el hecho de que no existe una CGT única, sino que han aparecido otras siglas, como la CTA que se ha quedado con una tajada importante de la torta y que inclusive cuenta con una interesante capacidad de movilización. A ese aspecto debe agregarse la división en el justicialismo, un esquema en el que el sindicalismo se encuentra mucho más cómodo con el peronismo histórico que con el kirchnerismo, llegando a asegurar que "con Macri estamos mejor que con Cristina". Y en tercer término porque se rompió la antigua estructura que establecía que la CGT debía dedicarse a los problemas gremiales y las 62 Organizaciones "Peronistas" a la actividad política. A punto tal ha llegado esa situación que el actual titular de las 62, Gerónimo "Momo" Venegas, líder del partido Fe, integra la Coalición Cívica que preside Mauricio Macri.
Algunos consideran que Mauricio Macri podría aprovechar este momento de debilidad sindical para impulsar algún tipo de iniciativa destinada a terminar con la permanencia histórica de muchos de los dirigentes al frente de sus gremios. Inclusive señalan que cuando días pasados el Presidente hizo alusión a las "mafias" sindicales, se estaba refiriendo puntualmente a algunos dirigentes, entre los que podrían mencionarse a Omar "Caballo" Suárez, ex titular del Sindicato Obreros Marítimos Unidos, que está preso por extorsión; a Hermes Juárez, obrero portuario de San Lorenzo, que controlaba los puertos aceiteros y harineros; a algunas seccionales de la UOCRA que no responden a Gerardo Martínez, como las de La Plata o la de Quilmes; a Carlos Acuña, uno de los titulares de la central obrera nacional en razón de que integrantes de su agrupación amenazaron a la dueña de una estación de servicios durante el último paro y a Omar Viviani, titular de los obreros de taxis, quien durante el último paro exhortó a sus afiliados a "dar vuelta los autos" de aquellos que no querían adherir.
El "caso Moyano" merece una consideración especial, porque si bien no es del agrado del Presidente, se necesitan mutuamente. "El 'Chiqui' Tapia (yerno de Hugo Moyano) no habría llegado al sillón de la AFA si Macri no lo hubiera permitido", dijo un dirigente consultado, quien agregó que "(Macri) le tenía más confianza a Moyano que a (Marcelo) Tinelli, porque en el sindicalismo suelen respetarse algunas lealtades y porque Tinelli quería la AFA para una futura carrera electoral…", aspecto al que habría que agregarle que Mauricio colocó a un hombre suyo, como Daniel Angelici, como segundo en la AFA.
De hecho, entonces, el sindicalismo aparece más dispuesto a mantener la unidad en torno de la CGT y dejar para más adelante la discusión política, una vez que se aclare la interna justicialista.
En Mendoza
En Mendoza la situación no varía demasiado respecto de lo que sucede en el orden nacional, porque aquí también el peronismo se encuentra inmerso en una a discusión interna. Lo más concreto es lo que se da con el recientemente conformado Frente Encuentro Peronista, que funciona como una línea política pero que está integrado también por una docena de gremios. Inclusive, el acto de lanzamiento se realizó en el salón Báltico, del sindicato de Estaciones de Servicios. La agrupación, que "está dispuesta a participar de la interna como una línea más, como lo son los azules, Integración o la Corriente" ha organizado para hoy una charla en un hotel ubicado en Gutiérrez y Perú, de ciudad, en la que hablarán como invitados Julio Bárbaro, Aldo Pignanelli y Julio Piumato.
Ante la consulta sobre si los disertantes no tenían demasiado "color" massista, el dirigente de Vialidad Provincial, Claudio Díaz señaló que "a Bárbaro nadie le puede discutir el peronismo y nosotros nos encuadramos dentro del peronismo ortodoxo. No tenemos nada que ver con el Frente para la Victoria ni con el kirchnerismo".
Por el lado de la CGT, su titular, Luis Márquez, señaló que la central obrera se movilizó durante el paro general para asegurar el éxito de la medida de fuerza. Destacó que en la interna del justicialismo la central obrera provincial se va a mantener al margen de la disputa, "porque la CGT está para defender los derechos de los trabajadores". Indicó que las 62, el brazo político del movimiento obrero "prácticamente no existe en Mendoza", razón por la cual cada uno de los dirigentes puede decidir con quién encuadrarse. "Personalmente -dijo Márquez- yo estoy con Omar Félix porque es el presidente del partido" y se excusó de opinar respecto de lo que afirman algunos, en el sentido de que una parte importante de la CGT local coincide con los sectores kirchneristas.
También es válida la opinión del dirigente de Sanidad, Juan Carlos Navarro, en razón de que es uno de los secretarios gremiales del Partido Justicialista. "Creo que debemos ser orgánicos y nos vamos a someter a lo que determine el partido, porque nunca fuimos de un determinado color interno. Esperaremos a ver cómo se conforman las listas y vamos a reclamar nuestros espacios", concluyó Navarro.